Escrito por: Regina Kuri
Hace unos días, recibí un correo con el discurso que expuso J.K.Rowling para los alumnos que se graduaban de Harvard, en 2008.
La historia de esta mujer es fascinante en el sentido de que, aparentemente, partió de la nada (en realidad, es una mujer con muchas cualidades, tanto emocionales como cognitivas), y ella sola creó una de las series de novelas y cuentos para niños más famosas de todos los tiempos, me refiero, desde luego, a Harry Potter. Ella tuvo la capacidad de sortear infortunios, falta de apoyo y confianza, empezando porque sus padres no querían que estudiara Letras, sino alguna carrera que le sirviera para pagar la renta.
Su discurso habla no tanto de los logros y éxitos a los que ha llegado o alcanzado, sino de la importancia de aprender de los errores, de los grandes beneficios que los fracasos pueden traer si se llegan a capitalizar. En pocas palabras, ella habla de la resiliencia, de cómo salir a flote cuando el panorama parece sombrío.
Rowling creció en un ambiente poco favorecido: sus padres sufrieron mucha pobreza y, desde luego, no querían que ella pasara por lo mismo; le pedían que estudiara alguna carrera que le sirviera para formar un patrimonio; sin embargo, ella siguió su plan de estudiar Literatura Clásica.
Una de las cosas a las que se dedicó por un tiempo, fue a cubrir un trabajo para Amnistía Internacional, atendiendo a personas abusadas por el poder de las autoridades de África. En el mencionado discurso hace alusión de lo que vivió ahí, a las historias de los africanos, entre otras cosas, lo cual le permitió darse cuenta que podía salir a flote de su situación y, que en realidad, había otro mundo con verdaderos problemas, lo cual hacía que a pesar que no la estaba pasando nada bien, podía, de alguna manera, hacer un cambio en su vida.
Por azares del destino, cayó en lo que sus padres le advirtieron, un divorcio, una hija que mantener y una gran bancarrota. Así comenzó a escribir cuentos de fantasía. Cuando empezó a tener éxito y a tornarse prácticamente un fenómeno de la literatura, la prensa comenzó a crear toda una historia, como de hadas, alrededor de ella; sin embargo, no era cierta. Ella pasó por la peor época de su vida, con pobreza y desesperación, se sentía que había fracasado rotundamente, que había tocado fondo, lo cual la impulsó a ir hacia arriba.
Muchas personas, en especial los que asisten a escuelas como Harvard, se caracterizan por ser individuos que no están muy hechos a perder las batallas, pues los motiva enormemente el hambre del éxito o el miedo a fracasar. Ellos harán todo lo que esté en sus manos, y mucho más, por sobresalir entre los demás. Ella apunta: “fracasar es parte de la enseñanza de la vida”.
Mientras más leo sobre personas que han logrado cosas, me doy cuenta que no nacen con estrella. Se puede nacer con talento o ciertas capacidades para hacer algo grandioso; sin embargo, este talento no siempre es lo que define que una persona triunfe, hay otros factores como el ambiente en el que se desarrolle, la práctica de tareas, la fortaleza interior, etcétera. Mucha gente piensa que los líderes y personas exitosas lo son sólo porque tuvieron la oportunidad de serlo; bien, es cierto que las oportunidades ayudan, pero ellos tuvieron que estudiar, practicar, entender y, sobre todo, equivocarse mucho para poder aprender lo que al día hacen con gran maestría.
Lo que me parece que dice J.K. Rowling en su discurso, y personalmente lo comparto, es que uno puede ser resiliente frente a los problemas, a veces, para darnos cuenta de quienes somos, o la capacidad que tenemos para hacer cosas. Todos nos equivocamos. El error y el fracaso son elementos que muchas veces vienen hacia nosotros para que nos arriesguemos a seguir los sueños.