Por: Maite Pelayo.
Durante la lactancia conviene controlar en extremo la ingesta de sustancias altas en cafeína y los compuestos de determinados medicamentos que pueden llegar a ser contaminantes.
La composición de la leche materna cubre todas las necesidades de un bebé a lo largo de sus primeros meses de vida, por lo que es muy recomendable tanto para el bebé como para la madre. Aporta nutrientes, vitaminas y minerales y anticuerpos que refuerzan el sistema inmune del bebé, de manera que estas primeras tomas actúan como protección frente a algunos de los peligros a los que tendrá que enfrentarse. Por si todo esto fuera poco, la lactancia natural programa el organismo del bebé para evitar la obesidad y sus efectos nocivos cuando se convierta en adulto. Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas, algunas circunstancias excepcionales pueden convertir este alimento en una fuente de contaminación química y biológica que perjudique el desarrollo del niño.
Un grupo de científicos e investigadores españoles acaba de realizar un estudio sobre la presencia de medicamentos y drogas en la leche materna y sus consecuencias en los bebés. La controversia entre la comunidad científica sobre si las madres que toman ciertos medicamentos o consumen drogas deben alimentar de manera natural a su bebé es elevada.
La principal consecuencia de este estudio es que la leche materna transmite las drogas y los medicamentos al bebé. La recomendación que lanzan los expertos es evitar el consumo de drogas de abuso (sustancias químicas de diverso origen, natural o artificial, que pueden ser susceptibles de consumo con fines no terapéuticos) durante la etapa de lactancia porque pueden pasar al recién nacido. La recomendación, según apuntan estos mismos expertos, debe extenderse a la época prenatal porque estas sustancias llegarían hasta el feto por vía placentaria y postnatal debido a su influencia en el ambiente.
Elementos contaminantes
Los contaminantes en la leche materna están influidos por su solubilidad, tanto en el agua como en la grasa, así como su concentración en el organismo de la madre y sus diferentes mecanismos de transporte hasta las glándulas de secreción. La leche humana es muy rica en lípidos, por lo que las sustancias liposolubles tienden a acumularse en ella. Entre los elementos contaminantes más comunes en la leche materna están las sulfamidas, la cafeína, el alcohol y la nicotina. Los compuestos organoclorados y los metales pesados, sobre todo el mercurio, plomo y cadmio, han sido objeto de especial atención. La principal fuente de contaminación de estas sustancias son los alimentos, el agua y la polución atmosférica.
Cafeína, tabaco o alcohol son algunas de las sustancias que se pueden transmitir a través de la leche materna.
Y aunque no se trata de contaminantes, es recomendable evitar ciertos alimentos de gusto fuerte ya que trasfieren a la leche materna sustancias que pueden alterar su sabor y provocar rechazo: verduras de la familia de las coles, ajo, cebolla, espárragos y especias. Es importante no tomar por cuenta propia ningún suplemento vitamínico que no haya recomendado el médico, y seguir todas sus indicaciones en cuanto a ingestión de fármacos.
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