Bienestar

Lo que sea menos NADA

lo-que-sea-menos-nadaSubí al elevador, busqué mi teléfono en la bolsa de la chamarra y descubrí que no lo traía, lo olvidé o no sé qué pasó. Segundos, quizá minutos parada en el elevador esperando a llegar a la planta baja, me hizo pensar en la nada. Hay muy pocas veces que nos permitimos no hacer nada, NADA de verdad. Me di cuenta que atreverse a hacer nada no es cosa fácil, ir en el metro, camión o lo que sea sin conducir, esperar en una sala sin hablar por teléfono, mandar mensajes, hacer notas, escuchar música, leer.

Preferimos hacer lo que sea antes que NADA. Cualquier cosa. La nada nos da miedo, no entra en las conversaciones y mucho menos en los silencios, desde chiquitos la misma convivencia con los demás, nos enseña a llenar los espacios con conversaciones que poco valen la pena, hablamos mucho y acabamos diciendo también nada. Quizá muchos queremos guardar silencio, esperar sin hacer absolutamente nada, pero se ve mal y es “descortés”.

Pero independientemente de lo que nos hayan enseñado, la incomodidad de estar con nosotros mismos no nos la quita nadie, sólo uno tiene el poder de aprender estar consigo mismo, de escucharse, identificar las sensaciones y sentimientos que las cosas pueden provocar que insistentemente queremos evitar.

Corremos de nosotros mismos.

La prueba está que muchos, pero muchos de nosotros lo primero que hacemos al despertar es checar el celular para ver quién llamó o mandó algún mensaje. Esos primeros momentos de día, independientemente de que compartamos la cama con alguien o no, en mi opinión si los usáramos para recordar nuestros sueños, o estar simplemente en calma por unos minutos escuchando nuestra respiración, quizá el día pintara de distinta manera. Pero prender el noticiero y ver la cantidad de atrocidades que le hemos hecho al mundo, tampoco me refiero a vivir en la negación o preferir no estar enterados, es sólo que desde la mañana nos estamos llenando la cabeza de cosas que por lo general son negativas.

Nos quejamos que no tenemos un momento de paz, pero insistimos en llenarnos de cosas.

Algunos dirán que aún hacer nada es hacer algo y tienen razón, mi punto es atreverse a aceptar esa nada, controlar el impulso de agarrar el celular como primer actividad del día y experimentar la recompensa de estar sólo unos minutos con nosotros mismos. Tal vez no sea tan malo como nos han hecho creer.

Escrito por: Regina Kuri

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