Familia

Los niños, un reflejo de sus padres

Los niños son observadores, siempre andan con ojos atentos viendo todo lo que ocurre a su alrededor, pero no sólo observan, también imitan.

Aprendemos por imitación, está científicamente comprobado y los niños, cual esponjas, captan todo lo que ocurre a su alrededor y aprenden a actuar en consecuencia.

Los niños son grandes imitadores, aprenden de todo lo que ven, no sólo de nosotros; los maestros, los abuelos y en general cualquier persona con la que tenga contacto nuestro pequeño, puede influir en menor o mayor medida en el comportamiento de nuestro hijo, pero dado que somos nosotros los primeros con los que tiene contacto y con los que convive más a menudo, nuestra influencia es mayor y es importante estar seguros de darles un buen ejemplo.

La tan repetida frase de que “los niños son el reflejo de los padres” es absolutamente cierta, pues nosotros como padres brindaremos, a través del ejemplo, herramientas a nuestros hijos para su desarrollo.  Ellos reflejan lo que somos, quienes somos y cómo actuamos, es por ello que debemos ser conscientes del impacto que tienen nuestras acciones en ellos, aun cuando pensemos que no se dan cuenta.

Todo lo que hagamos se reflejará en nuestros pequeños, no sólo es repetir las palabras que decimos o  imitar la forma en que nos vestimos. Es todo, la forma en que reaccionamos, el respeto con el que tratamos a los demás, la forma en que nos alimentamos, la actitud que tenemos ante a vida, etc. Absolutamente todo lo que nuestro hijo pueda observar en nosotros, le servirá de referencia e influirá en su actuar.

Queremos que nuestros pequeños obedezcan, que hagan caso de lo que decimos, pero no nos damos cuenta que con nuestras acciones podemos dar mensajes contradictorios. Si decimos a nuestro pequeño que no debe mentir, pero al rato nos ve soltando una “mentira piadosa”  entonces entenderá que mentir no es tan malo como le hemos dicho.  Es importante la congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Si queremos que sea ordenado o respetuoso, nosotros también debemos serlo.

Una cuestión importante en la educación de nuestros hijos es observarnos a nosotros mismos, fíjate primero cómo eres tú y si le estás dando el ejemplo adecuado. Si presenta algún problema de comportamiento, cuestiónate, qué factores pueden estar influyendo, qué puedes cambiar para resolverlo. Es cierto que en ocasiones los problemas pueden provenir factores externos a la familia, pero por eso es necesario escuchar a los niños, para ayudarlos en estos casos y hacer los cambios pertinentes cuando el problema venga de nosotros.

Los niños son un espejo de sus padres y de su entorno, y al igual que ante cualquier espejo, sólo vemos una imagen que no podemos modificar directamente, será necesario que el cambio comience en nosotros para que se refleje en ellos.

Escrito por: Elena Pedrozo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*