Pareja

Los objetivos en una pareja



Aprende a complementar tu relación, diferenciando tus objetivos personales de los objetivos en pareja
Cada miembro de una pareja tiene dos objetivos diferentes: uno personal y otro en común. Se generan conflictos cuando se trata de armonizar estos dos objetivos, ya que muchas veces no coinciden en absoluto y una de las dos personas se ve obligada a ceder o, en el peor de los casos, a deshacer el vínculo aún en contra de sus sentimientos.
El objetivo individual se relaciona con la satisfacción de las necesidades genuinas de cada integrante de la unión. El objetivo de pareja tiene que ver con lo que uno espera de la relación, con la idea preestablecida que cada miembro trae al vínculo acerca de los roles que deben cumplir las mujeres y los hombres. Las expectativas de que el compañero o la compañera asuman tal o cual rol (muchas veces, basado en lo que uno de los padres hizo o debió hacer, en presiones culturales o sociales, etc.) tratan de enmarcar la conducta de la otra persona, suelen ponerle límites o desaprobar deseos genuinos del otro, lo que en muchos casos llega a transformarse en materia de discusiones y desavenencias.
Hay sectores del ámbito de la pareja que pueden compartirse por completo, y algunos en los que es mejor que tomemos determinaciones solos con nuestra alma. Hay áreas personales que lógicamente se pueden conversar con quien comparte nuestra vida, como la toma de algunas decisiones cotidianas o importantes. El pedir puntos de vista o consejos alimenta el intercambio y la posibilidad de llegar a un terreno en común para que las dos partes se sientan integradas. Si nuestro compañero o compañera se siente excluida, probablemente tomará de peor manera los cambios o las decisiones individuales que queramos encarar.
En la formación de una pareja se va llegando a acuerdos inconscientes que determinan cierta manera de interactuar y complementarse. Estos acuerdos sostienen la manera en que funciona la estructura de la pareja. AHay sectores del ámbito de la pareja que pueden compartirse por completo, y algunos en los que es mejor que tomemos determinaciones solos con nuestra alma veces uno de los integrantes decide (de manera consciente o inconsciente) no mejorar para no ser más que el otro, no alcanzar más metas, no ganar más dinero. Trata de que todo siga funcionando de la misma manera que cuando se creó el vínculo, bajo los mismos patrones de conducta, para que no se produzca un cambio con consecuencias imprevisibles. Las modificaciones que se producen en esta clase de acuerdos inconscientes (cambios de roles, por ejemplo) sacuden y hacen tambalear al vínculo si una de las dos personas no se adapta a los cambios individuales que el otro va teniendo, o no los acepta como lógicos del devenir de la vida y del tiempo.
Asimismo, el freno al desarrollo personal también provoca un impacto imprevisible en la pareja, a corto o largo plazo. Por ejemplo, una mujer que deja su estructura de vida para dedicarse a su esposo y a sus hijos puede llegar a experimentar una frustración muy grande con este cambio de objetivo individual si ella no está completamente de acuerdo con este rol, y si lo aceptó por patrones familiares, sociales o por imposición o acuerdo inconsciente con el marido.
Asimismo, el no aceptar un puesto mejor o incluso no terminar estudios para no eclipsar de algún modo a quien comparte nuestros días es una manera de limitarnos en nuestra vida personal o profesional y en nuestras capacidades, y esto, nuevamente, en algún momento hará mella en el vínculo ya que provoca resentimientos, angustias, desvalorización, dependencia y otros sentimientos similares que sólo aportan desasosiego e incomodidad.
El relegar nuestros propios deseos en función de otros y el suponer que tiene absoluta prelación la satisfacción de las necesidades de los demás antes que las nuestras impide que identifiquemos nuestros anhelos y deseos reales, y les demos su justo lugar. Esto genera un conflicto intrapersonal (que ocurre dentro del individuo, la persona consigo misma) que lógicamente de traspasa a un conflicto interpersonal (con el otro individuo), en este caso con la pareja, que puede traer aparejada indiferencia, malos tratos, enfermedades de toda índole, infidelidad. De este modo, este conflicto repercute negativamente en la relación. Es sustancial que los dos integrantes de la pareja se sientan contentos y satisfechos como seres humanos individuales y en lo que respecta a su vínculo con el otro. El no intentar alcanzar la realización personal o relegarse muchas veces tiene un efecto tan potente que pone en juego el bienestar e incluso la continuidad del vínculo.


Escrito por: Merlina Meiler Coach y Master en PNL Argentina.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*