Relaciones

Los Reyes sí existen y sí son Magos

reyes-magosEscrito por: Evangelina Jiménez

Era verde el color de mi globo, siempre verde. Ése globo verde era el mejor de todos, porque me lo había comprado mi abuelo –que en paz descanse- y sería el encargado de transportar “sepa dónde” mi carta a los fabulosos Reyes Magos. Como todos los niños, inocente y llena de sueños esperaba cada seis de enero con ansias, siempre me trajeron todo lo que decía mi carta y hasta más.

Uno de esos seis de enero, debió ser mi onceavo seis de enero, mi mamá salió de la casa, me dijo: “Voy a ver a tu tía Paty” que vivía dos departamentos arriba de nosotros. A los cinco minutos escuché un ruido en el estacionamiento del edificio así que me asomé, la cajuela de nuestro  auto estaba abierta y mi mamá se asomaba por un filito, a penas y podía cargar las cajas de los juguetes.

Sí  hay Reyes Magos, no existen como Melchor Gaspar y Baltazar, pero sí como la Sra. Olvera, el Sr. Jiménez, el Sr. Argueta, el Sr. Ortega, la Sra. Leal, el Sr. García, el nombre que ustedes gusten y sí hacen magia. Mis Reyes, Magos fueron y lo siguen siendo, ya no me traen la muñeca comiditas o el triciclo Apache.

Ahora me traen abrazos cuando estoy triste, apoyo para mis sueños, aliento en mis fracasos y la mano para levantarme de caídas que creía insuperables, no sólo los seis de enero sino cada que lo necesito y están para mí como los buenos relojes “siempre a tiempo”.

Yo nunca supe-hasta que crecí y sentí lo difícil que era ganarse un Peso- el esfuerzo tan grande que hicieron mis Reyes para cumplir con todos y cada uno de los deseos que tenía insertos la carta que recibían y no sé aún el sentimiento tan grande que los embargaba al ver en mí la más grande de las sonrisas. Espero algún día sentirlo, así como espero ser una Reina que junto con mi Rey hagamos esa clase de magia para nuestros príncipes o princesas.

Todos tuvimos ilusiones y anhelos algún seis de enero de nuestra infancia, se han preguntado ¿en dónde han quedado esos sentimientos? Háganlo, cuestiónenselo porque si alguna vez tuvimos un sentimiento de esperanza y satisfacción tan grande, debe seguir ahí, tanto el sentimiento como la sonrisa que lo externa, esa enorme que manifestaba bienestar. Es como un músculo que no hemos ejercitado, no sean flojos, no necesitan esforzarse realmente, la sonrisa está ahí, sólo permítanle salir.

La mía está presente, no siempre claro, cuando se ausenta le guardo su lugar, con certeza de que regresará a reclamar su posición en mi cuerpo. Y sinceramente, los culpables de tal costumbre son mis Reyes quienes me han enseñado a distinguir los momentos para llorar pero sobre todo me han inculcado que el momento para sonreír es todos los días.

Así que, éste artículo está dedicado a mis Reyes que aún son Magos y que para mí siempre serán unos verdaderos Reyes. Para mi Reina que hace magia cada minuto del día para forjar en mí sólo lo mejor, eres la mejor Reina, para mi Rey que siempre tiene la palabra correcta en el momento justo.

Gracias mis Reyes, que Magos para mí, siempre serán.

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