Seguramente alguna vez escuchaste hablar del maltrato psicológico, o fuiste víctima por parte de una pareja, o un jefe o cualquier otro que estuviera en una situación de poder en relación a ti. Pero, ¿cómo podemos definirlo? ¿Qué es el maltrato psicológico? Es la acción de “tratar” de forma humillante y abusiva a una persona reforzando las creencias negativas que ese otro tiene sobre sí mismo; destruyendo su autoestima; amenazando con un acto futuro o minimizando la importancia de sus opiniones, ideales o sueños.
“No sirves para nada”, “eres una tonta”, “mejor lo hago yo porque tú no puedes”, “Imagine que no podrías hacerlo bien”, “estoy horrible”, “la cena quedó espantosa”, “¿para qué hablas si no tiene sentido lo que dices”? “Tú no sabes nada de esto”, “Cállate”, “No tienes gracias”; etc. Frases como éstas, repetidas una y otra vez, generan en la auto-imagen grietas profundas. Según estudios psiquiátricos; el maltrato psicológico es un mal que padecen en su mayoría las mujeres; pero no es un problema del “sexo débil” sino una consecuencia del comportamiento de una sociedad que sostiene al machismo como un paradigma de vida indiscutible.
Muchas de nosotras lo padecemos pero lo ignoramos; porque en general cuando pensamos en maltrato, establecemos una relación con gritos, insultos y golpes. Sin embargo, el maltrato psicológico es un enemigo silencioso que actúa sin reservas día con día en la relación. Y si tu autoestima no está fortalecida, pronto caerás en manos de ese común denominador que se propaga en las relaciones de pareja.
¿Cómo saber si eres víctima de maltrato psicológico?
No hay una fórmula mágica; basta con abrir los ojos y las orejas; y realmente ser responsable de tu vida y de la relación. A veces, vemos las evidencias y queremos ignorarlas. Si tu pareja ha cambiado su forma de tratarte, o su trato no te satisface sería óptimo que lo platicaras con él. No busques excusas: no hay trabajo, ni estrés en el mundo que justifique que quién te ama te maltrate. El amor no es para sufrir; es para gozarlo.
Uno puede tener diferencias de opiniones, pero en ningún punto se puede permitir como “natural” que él otro doblegue nuestras fuerzas para callarnos. Cuando el otro necesita “imponerse” para obtener sumisión y control; surge la violencia; la intimidación.
Muchos hombres expresan su poderío a través del excesivo manejo del dinero, la desvalorización de los sentimientos de la mujer, la manipulación extorsiva, la victimización, y la intimidación.
Cuando una mujer siente “miedo” de su pareja, es hora de replantearse lo que sucede; ningún miembro de la pareja “debería sentir miedo hacia el otro”; ese sentimiento genera una disfunción de los roles.
Un hombre que tiene este tipo de conductas, generalmente se expresa a través de agresiones o suele burlarse de las mujeres en general; discrimina, rechaza, o se conduce con el “silencio” para intimidar, amenaza de abandono, sugiere que “nadie podrá quererte”, y castiga a los niños cuando está enojado contigo.
Ese hombre que es un producto social y familiar; observa la vida según los cristales con los que le enseñaron a mirar. Muy pocas veces advierte que en su accionar está ultrajando la personalidad de otro.
Pero si tú te encuentras en esta situación, debería a aceptar, que no puedes dejar que él avasalle tu mundo; porque es tuyo y te pertenece.
El maltrato sólo genera mayor maltrato, las mujeres comienzan a sentir resentimiento, bronca, odios que sólo “solidifican” la relación; y ambos quedan atrapados en un mar de violencia.
Las mujeres que lo padecen se sienten culpables y la vergüenza les corroe; produciendo aislamiento social, falta de motivación, y miedo a ser juzgada.
Cómo lo he mencionado antes, esto es una problemática social; pero las personas modificando sus acciones pueden “re-diseñar “las estructuras sociales en las que se encuentran. Si desde que inicia el noviazgo estableces tus límites, y una comunicación efectiva; estarás menos expuesta a convivir con el maltrato.
Si vives en una relación de maltrato y crees que no puedes hacer nada; está equivocada; tienes mucho por ganar; empezando por auto-programarte; por no vivir como certeza lo que dice tu agresor; por idear pequeñas estrategias para ganar grandes victorias; por recordar que no mereces que nadie te castigue; por comprender con el corazón que el amor no implica violencias.
Pero a veces el maltrato lo inferimos nosotras mismas a nuestro ser, creyendo lo que los demás opinan sobre nosotras, con creencias que limitan nuestro crecimiento, llamándonos de malas formas, agrediendo nuestra salud con el exceso de comida, o tabaco; dejando para mañana el descanso, permitiendo que los otros elijan por ti; obsesionada por alcanzar la perfección, haciendo más importante a otros que a ti misma.
Recuerda que tú eres lo más grande que tienes.
Escrito por: Chuchi González
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