Bienestar

Mujeres fuertes: una máscara cotidiana

mujeres-fuertesUna de las máscaras más frecuentes entre las mujeres es la de fortaleza. Las exigencias de la vida moderna imponen que una mujer sea “fuerte” y esa creencia, que en varias oportunidades limita nuestra capacidad de sentir y accionar, es comprada con frecuencia por nosotras.

Una mujer fuerte es aguerrida y enfocada al logro de sus resultados; también sabe seguir adelante pese a las circunstancias que su historia personal o familiar incrimina; pierde la sensiblería propia de nuestra naturaleza femenil; llora apretando la mandíbula, y cerrando los puños y no se da permisos de flaquear.

Sin embargo, esta postura es un antifaz que esconde detrás de ella el miedo agigantado de no saber cómo actuar, o qué decir. Las mujeres hemos creído que nuestra esencia suave y tierna nos vuelve frágiles, y queremos enterrar esa experiencia para demostrar que podemos.

Pagamos altos precios emocionales torciendo las emociones, transformamos la tristeza en ira, el miedo en enojo, el miedo al rechazo en la defensa ofensiva, y nos convertimos en quienes no somos.

Vivir siendo otro ser nos enferma y debilita, y lejos de permitirnos alcanzar la cima, caemos día con día.

Ser fuerte, o tener fortaleza no implica la ausencia total de momentos en los que sentimos debilidad, confusión, desesperación o cansancio. Estas sensaciones antagónicas también forman parte de nuestra realidad.

Castigarnos por chillonas o amantes de las cursilerías es despreciar y rechazar el ser que somos.

Fuerte no es quién no llora; sino quién se levanta las veces que sea necesario; para seguir tras sus sueños.

Escrito por: Chuchi Gonzalez

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