Bienestar

Nadie sabe lo que tiene


A veces no nos damos cuenta de las enormes oportunidades que nos llegan, y no porque no las veamos, muchas veces sí aprovechamos para tomarlas, de hecho nos sorprendemos de lo fácil que llegaron. Pienso que por lo mismo de que llegan fácil, podemos tomar la actitud de merecérnoslas. Es decir que las valoramos poco y ante esta postura probablemente tarde o temprano perdamos lo ganado.
Puede ser que de buenas a primeras te asciendan de puesto, a lo mejor sí hiciste méritos para ganártelo, o también, puede que tu jefe se deje llevar por una extrema confianza en ti o por las recomendaciones de los demás, en fin, por la razón que sea te dan algo que no esperabas. Puede que tengas todo el potencial para llevarlo muy bien, pero quizá al principio, no te sientas preparado para el puesto.
El problema se genera cuando comienzas a tomar decisiones, por lo general erróneas y precipitadas, que pueden llevar todo lo que construiste anteriormente directo al traste. Uno no tiene que saber todo en la vida, y si nunca has hecho lo que se te está encomendando, pues lo lógico es que preguntes lo que desconoces y pidas ayuda. Ese gesto sería lo ideal, aunque no entiendo por qué la gente toma por malo el hecho de pedir ayuda, no sólo en el trabajo, sino en general, todos queremos hacer las cosas por nuestra propia mano, y creo que la razón es porque pensamos que la gente nos va a tachar de inútiles o débiles. Pura soberbia la verdad. O sea preferimos equivocarnos un millón de veces, antes de levantar la mano y decir: ¿me ayudas?
Creo que ahí mismo reside una de las claves del éxito, en ser humilde. Por éxito no me refiero a la fama y dinero, me refiero a cualquier cosa en la que desempeñemos una tarea, incluso en nuestras relaciones personales. La humildad es la base para disfrutar y permanecer en ese éxito. Mucha gente dice, y me incluyo en esa opinión, que lo difícil no es triunfar sino mantenerse arriba. A veces resulta sencillo que se dé un muy buen chance, sólo basta un contacto con la persona correcta, pero si uno no valora la cuestión de que es un regalo de la vida, y de verdad lo agradece, eventualmente ante la pérdida uno acabará diciendo: nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.
Finalmente la soberbia se las cobra y muy caras, y lo que en un inicio en verdad debió habernos hecho sentir muy afortunados por alcanzar, en caso de que sea empañada por el orgullo y la pomposidad, no nos permitirá siquiera que disfrutemos lo que tenemos, además al final nada será suficiente.

Twitter @reginakuri

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