Bienestar

Nuestras vidas parecen rompecabezas


Me siguen fascinando estos juegos de ingenio en los que hay que colocar una pieza en el lugar justo y preciso al lado de otra e ir formando sectores de una figura final, para lo cual es necesario ir viendo cómo se desarrolla todo el dibujo y así, podremos darnos cuenta de dónde colocar las piezas restantes.
Los rompecabezas se asemejan muchísimo a nuestra vida. Vamos agrupando ideas, impulsos, conocimientos, objetivos, acciones,  y vamos avanzando hacia la concreción de nuestros deseos.
Intentamos ordenar partes de nuestro presente y solemos encasillar aspectos de nuestro día a día (trabajo, familia, estudio, amigos, viaje en auto/tren/subterráneo, gimnasio, compras en el súper, etc.) en grupos aislados, sin darnos cuenta de que forman parte de un todo: nosotros mismos. Lo que hagamos en un ámbito repercutirá necesariamente en los demás, de algún modo: así como si colocas mal una ficha, esa área del rompecabezas comenzará a deformarse y te faltarán piezas para otras áreas del “puzle”, si tienes que manejar 3 horas al día o viajar en transporte público en malas condiciones para llegar a tu trabajo, te resultará menos sencillo iniciar tu día laboral con toda la energía con la que saliste de tu hogar.
A veces perdemos de vista o se desdibuja la figura final (por dudas, presiones, inseguridades o por la razón que fuera), lo que dificulta sobremanera el que alcancemos nuestra meta. Si no sabes dónde estás yendo, ¿cómo sabrás cuando has llegado?
En ciertos momentos lo que armamos se desmorona o nos damos cuenta de que no nos está llevando hacia el fin que nos habíamos propuesto en un principios, entonces desarmamos un sector o todo y volvemos a empezar, una y otra vez, incluso enojándonos con las fichas por no ser las que nosotros querríamos o por no haber aparecido en el instante preciso o en la situación correcta que –suponemos- habría facilitado el proceso.
Pero que se desmorone un área no significa perder el foco o no poder lograr nuestro cometido: miremos las demás partes en las que sí hemos logrado cohesión y congruencia, en las que hay zonas nítidas donde queda de manifiesto nuestra inteligencia y nuestra personalidad, ¡si pudimos dar forma a estos sectores, tenemos la capacidad de seguir creando lo que nos propongamos!
Continuando con esta simetría, si no estás conforme con algún aspecto de tu vida que te gustaría que fuera diferente:
*Desarma las partes que, a las claras, no combinan entre sí y vuelve a empezar.
*Descarta las fichas que no se ajustan a esa parte del juego
*Combina las piezas de distintas maneras, ya que lo que no pertenece a una zona puede encajar perfectamente en otra (por ejemplo, alguien que no resulta como pareja podría ser un buen amigo o socio comercial)
*Si en algún momento te estancas porque crees que todas las fichas son iguales, ten en cuenta que no lo son y que salir de esa inmovilidad es tu responsabilidad
*Si tienes alguna pieza con la que no sabes qué hacer, guárdala para después. En algún momento, un “as en la manga” será útil y necesario, no hace falta armar todo el juego ahora mismo.
*Mira detenidamente la parte en la que estás esforzándote pero no pierdas de vista la gran figura final (tu objetivo)
*Pide ayuda en caso de dudas
Y por último, ¡disfruta el proceso!

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