Nunca permitas que ningún hombre te esclavice. Tú naciste para ser amada, no para ser esclava.
Nunca permitas que tu corazón sufra en nombre del amor, amar es un acto de felicidad, no de sufrimiento.
Nunca permitas que tus ojos derramen lágrimas por alguien que nunca te hara reír.
Nunca permitas que tu cuerpo sea usado, es la morada de tu espíritu, manténlo apreciado.
Nunca permitas quedarte horas esperando por alguien que nunca vendrá, aunque te lo haya prometido.
Nunca permitas que tu nombre sea pronunciado en vano por un hombre que no vale la pena.
Nunca desperdicies tu tiempo con alguien que nunca tendrá tiempo para ti.
Nunca permitas que alguien te hable a gritos, si te han de hablar que sea con amor.
Nunca permitas vivir angustiada en la dependencia de un hombre, haciéndote creer que tu naciste inválida y sin iniciativa.
Nunca permitas que el dolor, la soledad, el resentimiento, los celos, el rencor debiliten la enorme fuerza que Dios puso dentro de ti.
Nunca permitas ¡perder tu dignidad de ser mujer!
Nunca se lo permitas a nadie.
Reciban todo mi cariño
Escrito por: Lourdes Ramírez Alvarez