Belleza

¿Opción u obligación?

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Kate Winslet, Emma Thompson y Rachel Weisz no quieren cirugía plástica... y quieren que tú tampoco la desees

Por: Vivian Diller*

La noticia de que se ha formada una Liga Anti-Cirugía Cosmética probablemente hizo a muchas mujeres de cierta edad sonreír—al menos a aquellas cuyos rostros sin aplicaciones de bótox les permiten realizar esa expresión tan natural.

Fue muy refrescante e inspirador fue leer que Kate Winslet enlistó a sus amigas británicas, Emma Thompson y Rachel Weisz, para la causa. Winslet declaró al Daily Telegraph que, “Nunca me rendiré. [La cirugía cosmética] va en contra de mi moral, de la forma en que me criaron mis padres y de lo que yo considero una belleza natural.” Weisz concuerda, diciendo, “La gente que se ve demasiado perfecta no se ve sexy o particularmente bella,” y Emma Thompson, la mayor de las tres, añadió, “Yo no me preocupo demasiado por mí misma. Estamos en esta terrible corriente de juventud en la que todo el mundo debe verse de treinta años a los sesenta.”

Tras esta declaración pública, las mujeres alrededor del mundo han sido invitadas a unirse haciendo “El juramento” contra la cirugía plástica. Aquí en el Huff Post, la autora Christie Mellow escribió, “Yo juro que no injertaré toxina de botulismo en mi frente, a dos pulgadas de donde radica mi cerebro. Solemnemente prometo que no haré que me inserten pedazos de plástico bajo la piel de mis mejillas y mentón. Podrá requerir una voluntad de hierro, pero juro que nunca dejaré que un cirujano jale la piel de mi rostro para reacomodar y reafirmar mis rasgos.”

¡Tres porras para estas tres valientes actrices británicas y las mujeres a quienes han unido en la protesta contra la cirugía plástica! Pero entre más lo pienso, siento que es menos positiva esta idea de la Liga Anti-Cirugía Cosmética—especialmente si es promovida por este trío de mujeres famosas. Aunque les aplaudo por generar consciencia de los problemas que causa la obsesión cultural con la juventud, la belleza y la perfección, y utilizar su fama para dejar en clara su posición, el impacto en las mujeres comunes podría, de hecho, tener resultados inesperados e indeseables.

Las mujeres como Winslet, Weisz y Thompson pueden costear—financieramente y en otros sentidos—el oponerse a la cirugía, al Photoshop y a la aerografía. Fueron bendecidas con buenos genes así como con oportunidades ilimitadas de cuidar su físico. Probablemente no han experimentado un verdadero momento de “uh-oh” en el proceso de envejecimiento—ese sentimiento en el estómago cuando el espejo indica que las cosas van en picada y no volverán. Tal vez Thompson, a sus 52 años, ha tenido un breve vistazo del suyo, ¿pero Winslet a los 36?, o ¿Weitz a los 41? Además, con sus entrenadores, estilistas, consultores de moda y belleza disponibles para su mantenimiento constante, ¿realmente pueden saber lo que sienten y piensan las mujeres comunes de 50 y 60 años?

Con las mujeres siendo tan auto-críticas de todos modos, simplemente no necesitan sentirse mal por algo más. “Inmoral” es una palabra fuerte, y las personas que eligen mejorar su apariencia ya de por sí están en conflicto. Ellas escuchan que “los 50 son los nuevos 40” y que si ellas no se ven y sienten así, deben “reinventarse, revitalizarse y rejuvenecerse.” Lo que sigue es la ambivalencia, una colisión de valores que yo llamo “la paradoja de la belleza”. ¿Estamos enfocándonos en nuestro cuerpo y rostro porque nos hace sentir mejor o porque somos víctimas de la locura anti-envejecimiento? ¿Elegimos vernos más jóvenes para seguir siendo competitivas—profesionalmente y personalmente—o no tenemos otra opción en esta cultura obsesionada con la juventud? ¿Acaso debería importarnos, cuando hay tantas otras cosas por las cuales preocuparnos?

Bueno, no exactamente. Así como lo veo, las mujeres de hoy están en medio de un experimento antropológico. Vivimos más tiempo que nunca antes, y esperamos sentirnos vitales y activos hasta los 80 o 90 años—con pocos modelos a seguir que nos indiquen cómo. Escuchamos que “la edad es sólo un número” y que nuestro objetivo es envejecer con gracia y dignidad, ¿pero qué significa eso realmente? ¿Dejarnos “al natural? ¿Volvernos abuelas y desdeñar la importancia de nuestra apariencia, cómo nos vestimos y cómo nos cuidamos? No lo creo—¡solo que es muy complicado!

La cirugía plástica y los procedimientos no invasivos salieron a la luz porque prometían “soluciones simples” a los complicados miedos de las mujeres al envejecer. Fueron vistos como esperanza embotellada, magia en una aguja, transformación por escalpelo—especialmente cuando se fueron refinando y volviéndose accesibles. Pero mientras mirábamos su escalada popularidad, también fuimos testigos del comienzo de una pendiente resbalosa—con el uso cada vez más frecuente, muchas ocasiones otorgados por practicantes no autorizados, y la oferta que representó para las mujeres que no le daban mucha importancia a las consecuencias a largo plazo. Entonces llegaron los trabajos mal hechos, los rostros tiesos y los desastres como el de Joan Rivers.

Pero, ¿la Liga Anti-Cirugía Cosmética es el mejor antídoto para una cultura descarriada y obsesionada con la belleza y la juventud? ¿Debemos condenar a las mujeres que optan por procedimientos dermatológicos y cosméticos si los eligen porque se quieren sentir mejor consigo mismas? ¿Es necesario que estas famosas—y hermosas—celebridades sean tan radicales por esto?

En lugar de eso, ¿qué tal que nos reuniéramos para esclarecer las elecciones que hacemos—quirúrgicas o no—mientras enfrentamos estas imágenes irreales que han creado los medios, y los peligros que representan para las mujeres que tratan de alcanzarlas. Al final, ¿que nuestro objetivo no es delimitar la definición de la belleza—y no las opciones de las mujeres?

Seguramente este movimiento se relaciona con temas más amplios que van más allá de las estrellas de cine, celebridades y la moralidad de alterar su imagen, en la vida y la pantalla. Esto no se trata solamente de Hollywood, sino de todas las mujeres alrededor del mundo que sienten una enorme presión para mantener su juventud y belleza de modos irreales. Se trata de cómo manejar dichas presiones y encontrar medios viables para sentirse bien consigo mismas a cualquier edad. Las mujeres comienzan a ver las transformaciones radicales por medio de la cirugía plástica como una tendencia contra la cual rebelarse. El deseo de autenticidad comienza a tomar fuerza—entre las celebridades y las mujeres como tú o como yo. Apoyemos este importante movimiento y todo lo que representa. Pero ante todo, apoyemos a las mujeres que luchan por la libertad de elegir.

¿Qué piensas sobre la Liga Anti-Cirugía Cosmética?

LibroFaceIt*Vivian Diller es psicóloga, bailarina profesional y modelo. Conocida por sus artículos de belleza, envejecimiento, medios, modelos y bailarinas. Es autora del libro Face It: What Women Really Feel As Their Looks Change una guía psicológica para ayudar a las mujeres a lidiar con sus emociones respecto al cambio en su apariencia.

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