Autora: Guadalupe Cano
Un orgasmo no sólo determina una relación sexual placentera y exitosa, sus implicaciones, al igual que el sexo, son diversas y una de ellas complementa de forma perfecta la apasionante sensación de llegar al clímax: el efecto analgésico.
Además de la sensación que evoca al placer y despista los sentidos, el orgasmo tiene la capacidad de fungir como analgésico y estimular la relajación en la persona que lo experimenta, esto se debe a que durante el clímax se liberan sustancias químicas que disminuyen el dolor.
La ciencia ha determinado que a través del orgasmo se produce la liberación de oxitocinas y endorfinas, neurotransmisores que propician la disminución e incluso desaparición del dolor, en un grado casi comparado con la morfina.
Aunque las investigaciones para conocer más sobre este tema se han realizado mayoritariamente en población femenina, se sabe que el orgasmo tiene el mismo efecto en los hombres al momento de la eyaculación.
Actualmente existen estudios en los que se les ha pedido a mujeres que padecen de dolores menstruales, pélvicos e incluso migraña que a través de la masturbación alcancen el orgasmo, y efectivamente, sus malestares disminuyeron en gran medida.