Bienestar

¿Pastilla para los malos recuerdos?… ¡Paso!

pastillas-para-borrar-los-malos-recuerdos-pasoEn el momento en el que leí que la pastilla para borrar los malos momentos existía me llené de felicidad, literal. La simple noticia de que han inventado ¡por fin! una pastillita que elimina los malos recuerdos hace inevitable sonreír, mínimo piensas o dices ¡órale, que chido!

Visualicen que les están entrando a la cabecita aquellos recuerdos que hacen que se les estremezca el tuétano, aquellos recuerdos que doblegaron su alma, que perdieron su espíritu en laberintos de incertidumbre y que hicieron que su piel se enchinara a la mala. En esas situaciones nos olvidaríamos del autocontrol mental, del positivismo de dientes para afuera; no serían necesarios. Bastaría con abrir un paquete e ingerir un químico expedito, al menos más rápido que nuestro falible “auto control”.

Frente a tal razonamiento, me dediqué a investigar los lugares en los que podía adquirir tan maravilloso invento y sinceramente desistí en el intento ¿Qué sería yo sin mis malos recuerdos? Olvidaría que el fuego quema, que hay cuerpos sin almas, que hieren las mentiras, que hay caminos que ya recorrí y que no debo volver a visitar.

Mis malos recuerdos son parte del material que ha construido la estructura de mi ser actual y futuro, son aquellos que me ayudan a valorar los buenos, a añorar los excelentes y a desear mejores pero sobre todo me animan a rechazar esos que hoy puede borrar una pastilla.

Sí, duelen y estoy realmente sorprendida de que una píldora pueda borrar memorias desagradables, molestas, que llenaron de intranquilidad nuestro espíritu y nos han dejado cicatrices y heridas que, si bien es cierto el tiempo sutura, cierra y sana, también es cierto que jamás se olvidan. No las tocas pero sabes que ahí están. Esa memoria emocional nos hace no volver a vivirlas, nos sitúa en un estado de alerta, nos dice ¿Recuerdas el sentimiento? Pues entonces ¡aléjate!

Aplaudo enormemente este prodigio científico y seguiré asombrada un buen rato pero sin duda alguna ¡paso! Porque quiero conservar mis instintos, deseo no olvidar lo malo porque si lo olvido corro el riesgo de volver a vivirlo, podría tomarme la pastilla cada que llegue a mi mente aquello pero como que tampoco voy a andar dopada por la vida.

Mejor sobria, muy despierta, totalmente limpia de mente para recordar. Alerta y sensible, mis lágrimas también me hacen recordar que estoy viva y me permiten compararlas con la risa. Me ciño de mis errores porque me fortalecen, como dijo Winston Churchill: “El éxito es aprender con paciencia a ir de fracaso en fracaso” y si tomo una pastilla para olvidar lo malo ¿cómo estaré consciente de que fracasé?

Entonces me quedo con los dos, deseo recordarlos todos, ya tomaré lo bueno de los malos y lo malo de los buenos, ya licuaré la dualidad de recuerdos para hacer una unidad mejor, ya desecharé el dolor y me quedaré con la experiencia, ésta no podría existir solo con recuerdos bonitos pues todos serían iguales, mi corazón no sabría la diferencia y no tendría las agallas ni las ganas de ir por más.

Así que, ¡a recordar se ha dicho!

Escrito por: Eva Jiménez

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