Bienestar

¿Por qué eres tan exigente contigo misma?

por-que-eres-tan-exigente-contigo-mismaLos resultados de una encuesta que hizo mostraron que casi todas tienen un caso de perfeccionitis. Una compañera bloguera del Huffington Post hizo un estudio de 10 años en este tema. Su trabajo “Mujer Cansada del Mundo: Sus Heridas y Transformaciones” llegó a las mismas conclusiones. Esto es lo que descubrimos: no hay mucha gente que viva en una aceptación saludable de sí misma. La cultura simplemente no lo acepta.

El problema del bra y la pantimedia

Si eres una mujer que trabaja, probablemente tengas la presión añadida del trabajo y el hogar. Si eres empresaria, estás tratando de hacer todo. Si eres una mujer que trabaja en un ambiente corporativo, probablemente tengas que trabajar más duro que los hombres para demostrar tu capacidad. Lo siento, chicos, este padecimiento es más común en las mujeres. Básicamente, si usas brassiere y en algún momento has usado una pantimedia, apuesto a que tienes el antiguo virus de la perfeccionitis.

Nuestra sociedad, fundada en la ética laboral protestante, parece pensar que la Carga de Trabajo Imposible es un poquito demasiado, incluso necesaria para el éxito. La gente recibe más notas buenas por sus logros que por ser felices, así que toman por voluntad propia lo que es, de hecho, un horario de trabajo nocivo. Las revistas están llenas de historias de mujeres que cocinan tan bien como Martha Stewart, están tan delgadas como Kate Moss, tienen un imperio como Oprah, y aseguran tener un matrimonio de ensueño, todo por tres horas de sueño en las noches.

¿Es mejor ser exitoso o ser feliz?

Los diarios cantan odas a los ejecutivos que apenas descansan, como si fueran una nueva y mejorada raza de guerreros capitalistas, por encima del mortal promedio que necesita ocho horas diarias de sueño y ocho vasos de agua. “Trabajos extremos (y la gente que los ama). ¿80 horas a la semana? ¿Viajes sin fin? ¿Altos niveles de estrés? ¡Déjenmelo a mí!” Esa fue la portada de una edición de la revista Fast Company. A un lado del artículo había una caricatura de una mujer sujetando un teléfono celular: “No tengo vida… y ¡me encanta!” Caray, ¡ella seguro necesita medicamentos anti-perfeccionitis!

La historia de Lydia

Más y más empresas están demandando cargas de trabajo insanas como regla. Un miembro de una audiencia compuesta por mujeres ejecutivas captó el punto dramáticamente. Lydia es una morena delgada, vibrante y con ojos brillantes. Socia de una firma de abogados, y estaba a punto de retirarse. “En los años 70 y 80, las horas que trabajaba me hacían ver como una de las personas que más se esforzaban en la compañía. Si trabajara esas mismas horas como una abogada joven que acaba de entrar a la firma hoy, me despedirían por perezosa.” Bajó la voz para continuar. “Mi hija es una joven abogada que está tratando de hacerse socia de una oficina de abogados en Nueva York. Trabaja tantas horas que las tiendas están cerradas cuando sale. A veces no tiene tiempo ni de ir a comprar papel de baño, así que se roba un poco de la oficina para llevarse a casa.

Etiología: ¿Cómo es que esto está pasando?

Hay dos cosas que se unen para que surja la perfeccionitis: una cultura que valora el alto rendimiento más que ninguna otra cosa, y una persona con bajo autoestima que ha asimilado esos valores y está motivada para intentar estar a la altura. Cuando en algún lugar de tu interior crees que no vales o que eres incompetente, es fácil empezar a vivir de afuera hacia adentro. Haces las cosas para conseguir la aprobación de otros—la cultura, tu jefe, tu familia, los colegas o tus hijos—en lugar de hacer lo que es más saludable para ti.

Cuando somos niños es fácil hacer la ecuación de que “ser bueno” da como resultado “ser amado”. Tus buenos modales son aplaudidos. Los malos son castigados. Conforme pasa el tiempo, tu valor como persona parece basarse en qué tan eficiente eres. En algunas familias, incluso, existe el mensaje de que si no destacas en la escuela, los deportes o socialmente, eres un gran fracaso. El comportamiento, entonces, aparenta ser una varita mágica. Tiene el poder de conseguirte afecto. ¡Qué intoxicante! Lanza su hechizo una y otra vez.

Si creciste como yo, seguro pensabas, “Caray, quiero que me amen todo el tiempo, pero no puedo ser buena todo el tiempo. Solo puedo ser buena un rato. Si no puedo ser buena todo el tiempo, entonces seguramente soy mala por dentro. Eso significa que tengo que trabajar más duro para hacer las cosas muy, muy, muy bien.”

Como muchas otras mujeres, te conviertes en una campeona de encontrar pequeñeces en ti misma. Te reprendes por tu peso, tu carrera o tu deplorable soltería.

Moraleja: El auto criticarse es un intricado mecanismo de defensa: “Si soy dura conmigo misma, entonces los demás no tendrán por qué serlo.”

Escrito por: Eli Davidson

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