Maternidad

Primeros auxilios para bebés

El atragantamiento de un niño es una situación angustiosa tanto para ellos, como para los que estamos a su alrededor, es por eso que debemos estar preparados en caso de que ocurra. De nuestra capacidad para reaccionar adecuadamente y nuestra habilidad a la hora de tratarlo, puede depender el que la situación se resuelva con éxito. En este artículo te daremos las claves para actuar en caso de atragantamiento en un bebé.
En los primeros días de vida los bebés tienden a atragantarse con la leche mientras se alimentan, esto se debe sobre todo a la inmadurez de ciertas estructuras relacionadas con la respiración y alimentación. Cuando crecen y empiezan a alimentarse con sólidos, la falta de costumbre a estos alimentos puede hacer que sean más vulnerables a atragantarse. Más tarde, empiezan a explorar con las manos el mundo que les rodea y quieren llevarse todo a la boca, con el consiguiente riesgo de atragantamiento.
Los atragantamientos con alimentos líquidos (como la leche) suelen ser leves y se resuelven en pocos segundos gracias fundamentalmente a la tos del niño, aunque a veces la cantidad aspirada es mayor y es cuando nos dan un buen susto. El peligro más importante, son los alimentos sólidos y los objetos o juguetes de pequeño tamaño. Ya que estos pueden quedar alojados a la entrada de las vías respiratorias, impidiendo la respiración de forma parcial o total y poniendo en riesgo la vida del bebé.
Por todo esto, siempre decimos que la prevención es lo más importante. Debemos tenemos siempre la vista sobre nuestros hijos y evitar alimentos, objetos o juguetes inadecuados para su edad. Si por cualquier razón falla la prevención, debemos saber cómo identificar el atragantamiento y tratarlo de forma adecuada.
Reconocer el atragantamiento en un lactante
Es más fácil de reconocer el atragantamiento en un adulto o en un niño pequeño que en un lactante. Sin embargo, existen algunos signos que nos ayudarán a detectarlo:
Dificultad para respirar
Ruidos respiratorios: tos, ronquido, borboteo, estridor
Cambio de coloración del niño (se pone azul)
Estos signos también se pueden presentar en otras de enfermedades de tipo respiratorio, por lo que debemos sospechar que es un atragantamiento si los signos se presentan de forma intempestiva y el niño estaba comiendo o jugando.
Cómo actuar en caso de atragantamiento

Una vez que hemos detectado que el bebé se está atragantando debemos eliminar la obstrucción o a ayudar a la desobstrucción natural a través de una serie de maniobras, dependiendo el tipo de obstrucción que se presente.
Obstrucción parcial: en esta, las vías respiratorias no están totalmente obstruidas, sino que hay un mayor o menor grado de dificultad para respirar pero entra algo de aire. Sabemos que la obstrucción no es total porque el niño puede toser o llorar. En esta situación tenemos que ayudar al niño a eliminar la obstrucción por sí mismo mediante la tos y no necesita que hagamos ninguna maniobra más. Lo que debemos hacer es incorporarle hacia delante y estimularle para que tosa. La tos es el mejor aliado que tenemos para generar una presión suficiente y lograr expulsar lo que está produciendo la obstrucción.
Obstrucción total: si con las medidas anteriores no hemos conseguido nada y el niño deja de respirar, no puede toser o llorar, nuestra actuación tendrá que ser más agresiva para resolver la situación cuanto antes, ya que nos encontramos ante una verdadera emergencia.
Atragantamiento del bebé
Si nos encontramos ante una obstrucción total, lo mejor es llamar inmediatamente a los servicios de emergencia, y mientras la ayuda llega, realizar las maniobras necesarias, que tienen como fin crear una tos artificial a través de golpes o compresiones, que generen la presión suficiente para sacar el objeto o comida que está impidiendo a nuestro bebé respirar. En el caso del lactante hay dos maniobras fundamentales, que son los golpes en la espalda y las compresiones torácicas:
Golpes en la espalda: colocaremos al niño boca-abajo y con la cabeza a un nivel más bajo que el resto del cuerpo. Nos sentaremos o arrodillaremos para sujetarle con más seguridad y daremos un golpe seco en la espalda entre las dos escápulas con el talón de nuestras manos. Repetiremos la maniobra hasta 5 veces si no hemos conseguido la desobstrucción y tras 5 golpes pasaremos a la siguiente maniobra.
Compresiones torácicas: daremos la vuelta al bebé y le pondremos boca-arriba y sobre nuestro brazo, otra vez con la cabeza a un nivel por debajo del resto del cuerpo. En esta posición colocaremos dos dedos nuestros en el centro del tórax y en el medio de los dos pezones y comprimiremos el tórax de forma fuerte y profunda. Lo haremos hasta 5 veces si no conseguimos la desobstrucción y pasaremos a alternar con otros 5 golpes en la espalda.
Debemos seguir alternando golpes en la espalda y compresiones torácicas mientras el niño siga consciente y no se resuelva el problema. Si el niño queda inconsciente, será necesario aplicar maniobras de Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP).
Son maniobras que a simple vista pueden parecer complicadas y requieren de cierta práctica para realizarlas correctamente. Lo ideal es que complementes esta información con algún curso de tipo teórico-práctico en primeros auxilios, ya que como realmente se aprenden la técnicas es practicándolas.
Fuente: Cometelasopa.com

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