Bienestar

Profecías

 

Comenzó 2012 y es casi inevitable pensar, aunque sea por unos instantes, en las profecías mayas y en otras elucubraciones acerca de qué le puede deparar al mundo en este nuevo período que se inicia.


Particularmente, no creo en las profecías de este tenor. Las percibo como intentos de llenarnos de temores infundados por parte de seres alarmistas. En realidad, ¿quién sabe qué le sucederá a cada uno en el transcurso de los meses, dónde estaremos, qué nuevas propuestas tendremos, qué procesos finalizarán y qué perspectivas se abrirán?


Además, las intuyo como una manera de tratar de socavar nuestra seguridad interna y de volvernos más dependientes de las influencias y de las palabras externas. Con relación a este punto, comparo estas profecías con aquellas palabras que repiten algunas personas (sin darse cuenta del daño que causan), sin detenerse a razonar lo que están diciendo:


“No sirves para nada”
“Nadie en esta familia es universitario, tú tampoco lo serás”
“No tienes capacidad para…”
“Nunca conseguirás lo que deseas”
“La gente (fea, mala, poco inteligente, etc.) como tú se queda estancada (o no se casa, o no obtiene buenos empleos)”


Que estas declaraciones se transformen en profecías autocumplidas depende de nosotros. Y pensar que se avecinan malos tiempos también es una opción que depende de nosotros; si usamos nuestra inteligencia podremos pensar en esa conjetura como en una de las cientas que se han creado durante la historia, sin asidero real alguno. Sin lugar a dudas, la elección más saludable es mantenernos positivos y basarnos en hechos reales y en nuestros esfuerzos para tener un panorama más claro sobre qué nos depara el destino para los próximos 12 meses.


¿Crees en este tipo de profecías?


Escrito por: Merlina Meiler


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