Diversas

¿Qué hay detrás de nuestras máscaras?

mascarasEscrito por: Adriana Sánchez

Desde pequeños hemos sido educados para ajustarnos en primera instancia al molde familiar, nos creímos que teníamos que ser como nos decía nuestra familia, porque es gente que nos quiere y quiere lo mejor para nosotros. El círculo se hizo más grande y ya incluía a los maestros, amigos de la infancia y gente alrededor que sentía que tenía algo que decir sobre nosotros, y claro no siempre eran cosas positivas que exaltarán nuestro valor como seres humanos, en su mayoría eran comentarios alusivos a los aspectos de nosotros que se salían del molde que teníamos que llenar.

Y en ese momento no nos sentíamos con las armas suficientes para cuestionar si lo que decían tenía un fundamento constructivo para nuestra personalidad o venía simplemente del miedo de los demás a cometer errores y a no cubrir las expectativas. Así, fuimos tratando de esconder todo aquello que no checara con el plan trazado, y lo hicimos creando máscaras, las cuales tenían que dar la impresión de que éramos lo que se esperaba, y crecimos pensando que algo había mal en nosotros. Esto en un principio nos creó confusión, miedo, inseguridad, enojo y en muchas ocasiones soledad, pero como tampoco creímos que estaba bien sentirnos así, también lo escondimos, o al menos eso tratamos. Porque todos estos sentimientos que se albergaban en nosotros tendrían que buscar su manera de salir al exterior y los convertimos en los juicios sobre los actos de aquellos que no quisieron esconder lo que eran, en la baja autoestima que en momentos es traducida como sentido de superioridad o inferioridad ante los otros; se convirtieron en celos, en el enojo y la violencia que descargamos ente aquellos que jamás se alejarían de nosotros como nuestros padres, hermanos, pareja e hijos. En muchas ocasiones han salido a través de nuestras adicciones ya sea a alguna sustancia o persona, se traducen también en el sabotaje para conseguir lo que queremos rechazándolo con el simple hecho de pensar que es muy difícil conseguirlo, las enfermedades, etc. Las formas pueden variar pero el resultado siempre es el mismo, no hay manera de esconder lo que sentimos sólo por negarnos a reconocerlo. ¿Pero cómo podemos liberarnos de este hechizo? Primero entendamos que no hay nada malo en ser como somos, y no me refiero a la máscara que traemos puesta, sino a lo que en esencia somos, nuestra alma no esta de mal humor todo el tiempo, no se enoja por todo y no se siente menos o rechazada. Nos sentimos así porque un día alguien, digamos nuestro padre nos dijo que éramos latosos sólo porque teníamos mucha energía y ningún espacioJamás te avergüences de ser quien eres sólo porque algunos te critican y se alejan, mantente fuerte, llegarán mil que te amen y se queden contigo por lo que eres o actividad para sacarla, entonces ahora soy una persona tranquila pero enojada. Un día nuestra mamá preocupada porque reprobaríamos nos dijo que no fuéramos flojos, que seguro no estábamos estudiando, y claro nos lo creímos y con nuestra corta experiencia pensamos que nosotros éramos el problema cuando quizá no aprendíamos como los demás, y ahora pensamos “para que buscar lo que quiero si de todas formas no lo puedo tener porque soy floja” y claro no lo busco. A lo mejor una amiga nos dijo que éramos gordas y que por eso los niños no se fijaban en nostras, y por supuesto ahora de adultas pensamos que no merecemos ser amadas por nadie que escojamos porque no somos delgadas o peor aún, simplemente porque al no ser delgadas no tenemos nada más que ofrecer y por supuesto eso es lo que vivimos.
Te invito a hacer este ejercicio para liberarte de tus máscaras y dejar que salga el ser libre, feliz y confiado que llevas dentro. Revisa todas las creencias negativas sobre la vida que tienes y trata de meditar de donde vienen. Una vez que lo hayas hecho cuestiona. Por ejemplo en el caso de la mamá que le decía floja a su hija, lo hacía porque quizá ella de niña tampoco se sentía reconocida o amada por su inteligencia y tratando de que su hija no sufriera lo mismo trató de evitarlo, ¿cómo? Repitiendo lo que hicieron con ella porque era la única manera en la que sabía como hacerlo. A lo mejor el padre que juzgaba de latoso a su hijo estaba tan cansado para sacarlo a jugar que mejor lo regañaba diciéndole latoso, así el niño se tranquilizaría y él no sentiría la culpa de no prestarle atención a su hijo.
No hay nada negativo en cuestionar lo que aprendimos de la gente que nos rodeaban, porque al final tampoco eran seres que se sentían libres para ser abiertamente quien eran por miedo a no encajar, tal como tú lo hace ahora. Sin embargo alguien tiene que romper la cadena.
Los sentimientos son parte de este juego, negar que estamos enojados y frustrados por ser considerados latosos y además poco amados por papá por ser así no desaparece solo por volvernos tranquilos.
Todos queremos ser amados como somos, ¿Pero cómo somos? ¿Frustrados, enojados, violentos, tristes, gritones, criticones? No, esto es parte de la máscara. Somos todo lo opuesto, somos libres, creativos, honestos, sensibles, amorosos, bondadosos, etc. Pero para llegar a eso primero debemos saber que ocultamos tras los gritos, la violencia, la frustración y la tristeza.
Deja que fluya y mira atentamente de dónde viene, busca los espacios para expresar tus sentimientos libremente pensando en quién te los hizo sentir y después perdónalos, porque así como tú, lo que te dijeron también venía de su máscara, he hicieron siempre lo mejor que pudieron.
Recuerda que si quieres tener resultados diferentes en tu vida tendrás que hacer cosas diferentes. Los cambios no se dan por arte de magia. El mundo, la gente y las situaciones no cambiarán para que estemos bien porque los únicos responsables de nuestras vidas somos nosotros mismos.
Comienza a amarte libremente y sin limitaciones, establece límites claros afuera y jamás te avergüences de ser quien eres sólo porque algunos te critican y se alejan, mantente fuerte ante el reto que llegarán mil que te amen y se queden contigo por lo que eres.
¿Estás dispuesta a descubrir tu verdadera esencia?

Escrito por: Adriana Sánchez
Psicóloga.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*