Bienestar

Quitar la culpa es quitar el miedo

quitarculpaokA lo único que debemos tener miedo es al miedo: W. Churchill

Desde hace algunos meses ando perdido. A principios de año vendí mi negocio. Tenía un despacho de tecnologías de información. Comencé desde abajo, programando para una empresa. Poco a poco fui haciendo trabajos por fuera. Al rato ya tenía mi empresa. De pronto las cosas comenzaron a salir mal. Los sistemas que ofrecía no funcionaban como el cliente lo pedía. No era fácil encontrar las soluciones. Decidí entonces vender el negocio y buscar otra actividad.

 

El miedo de cambiar
Así lo comenta un buen amigo de nuestra familia. Tiene 41 años y su vida se ha trastornado. Ahora busca un cambio de carrera. Pero tiene miedo. Tiene sobretodo un sentimiento exacerbado de culpabilidad. “Qué van a pensar mis hijos. Que no trabajo. Que no sirvo para nada”. A Roberto le pasa lo que a muchas personas, tomamos decisiones y nos sentimos culpables de cada paso que damos. Sea por que no funciona bien lo que fabricaba, sea porque ahora no es el padre ejemplar que quisiera ser.

Culpable de todo
No es difícil suponer que muchas personas que crecieron en ambientes donde los padres no Empecemos por perdonarnos. No somos tan culpables como lo creemos apoyaban o estaban ausentes crecen con alto sentido de culpabilidad. De ahí, el siguiente paso es el miedo. Si lo que generalmente hago está mal, pues todo lo que vaya a hacer me provoca ansiedad de antemano. Son múltiples las razones por las que indebidamente sentimos culpabilidad. Nos culpamos por la muerte de un ser querido, por la adicción de un tío, por no dedicarle más tiempo a los hijos.

 

Perdonar es fortalecerse
Lo esencial es que la culpa usualmente adquiere la forma de miedo. Eventualmente al castigarnos, nos paralizamos. Estamos imitando el mismo camino del miedo y la ansiedad. Analicemos ¿cómo sentimos la culpa? Ahora analicemos ¿qué sentimos cuando tenemos miedo? Se parecen las sensaciones, cierto. Empecemos pues por perdonarnos. No somos tan culpables como lo creemos. Y es que tampoco tenemos por qué ser perfectos. Somos humanos. Se vale equivocarse. Total, lo que no nos mata nos hace más fuertes.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*