Estás sentada en casa, llorando - ya sea después de otra ruptura, o algún otro evento emocional - al mismo tiempo te das cuenta de que tu corazón reina sobre tu razón una vez más. Habías jurado que nunca te enamorarías como la última vez, pensaste que podrías reconocer las señales: el comentario ofensivo y sarcástico, las constantes de humillaciones, y el total debilitamiento de su espíritu libre y el sentido de bienestar.
Y así parece que un ciclo interminable de dolor nos espera a todos. Creemos ser los animales más inteligentes en el planeta, que podemos aprender de nuestros errores, y sin embargo, los repetimos. El abusado, puede dejar a su abusador, pero muchas veces puede terminar en otra ruta similar. ¿Por qué? Seguramente debe ser una locura.
No. No lo creo. De lo contrario estaríamos todos locos. La realidad es que llegamos a estar tan desesperados por amor, que pasamos encima de nuestro auto-respeto. Terminamos buscando a alguien para que nos ame, para llenar un vacío.
Esto sólo puede remediarse aprendiendo a amarnos a nosotras mismas primero. Y sólo cuando esto sucede que te vuelves más sabia, y tu cabeza se tiene más control sobre tu corazón - una defensa contra ciertas malas decisiones en la vida.
Aprender de los errores es una cualidad humana, pero solamente una persona con una firme autoestima es sensible a las lecciones que la vida tiene para ofrecernos. Recordar una mala experiencia no tiene ningún sentido si no aprendiste de ello.
Te dejamos esta ilustrativa frase para reflexionar:
"Los seres humanos, que son casi los únicos con la capacidad de aprender de la experiencia de otros, también son notables por su aparente renuencia a hacerlo." Douglas Adams
¿Tú que tanto consideras que aprendes de tus errores?
Escrito por: Farry Acafaz