Hace días leí una frase de Jorge Luis Borges que decía que uno está enamorado cuando ve en el otro a un ser único. Quedé impacta con la frase simple, sencilla y profunda. Qué gran verdad esbozada en unas pocas letras. Por eso me surgió la necesidad de escribir este artículo, aprovechando la época navideña, el reflorecer de ese sentimiento, los recuerdos de la infancia, la renovación de las ilusiones, las ganas de estrecharnos con la familia, los árboles de Navidad.
Porque es un momento del año ideal, ya sea para los que aman las fiestas y para los que las odian también; puesto que es un momento en que la arena del tiempo del 2011 comienza a agotarse, y los últimos granitos del año podrían cambiar de rumbo para lanzarnos al 2012 desde un lugar diferente.
Y pensé proponerte este juego de renacer el verdadero amor. ¿Cuál? El propio, el único, desde el que nacen todos los demás.
¿Qué mejor que re-nacer el amor propio? ¿Te atreves? ¿Cómo lo harás?
Cada vez que amamos a otros lo hacemos desde el amor que está en uno mismo, por eso podemos amar independientemente de cómo se comporte el otro, de cómo sea, haga o deshaga.
Revivirnos en nosotros mismos, dar nacimiento a nuestro ser en esta Navidad, será el regalo, el presente más maravilloso de todos.
Pues somos un tesoro escondido en nuestro cuerpo humano, una piedra valiosa, que sólo podemos cotizar por nuestras manos; por nuestro sentido, sin pretender que otros nos digan cuántos valemos.
Escrito por: Chuchi González