Maternidad

Resignificando la maternidad

resignificando-la-maternidad¿Te has preguntado, qué tan lista estás o estabas para ser madre? ¿Estás verdaderamente comprometida con el rol? ¿Por qué quieres ser mamá? ¿Por moda, tradición o convicción?

El rol de la mujer dentro de la sociedad nunca ha sido sencillo y menos dentro de una sociedad tan machista como la mexicana. En el siglo XIX el prototipo más frecuente de mujer era el de la perfecta casada, reina del hogar, piadosa, buena madre y buena esposa.

Por lo que la incorporación de ésta al sistema educativo que en aquel tiempo estaba muy influenciado por la Iglesia católica, era una forma de moldear en principios y valores cristianos al elemento cohesionador de la familia y el hogar; por dicha razón se le alfabetizaba y adiestraba en algunos quehaceres domésticos para el mejor funcionamiento del hogar y de la familia.

Es por ello que en aquella época de divorcios ni se hablaba y menos de madres solteras, las cuales se veían nulas por el qué dirán de la sociedad, sin nunca reconocerles la valentía y el coraje con el que les daban educación a sus hijos.

En el siglo XX, la situación cambió de modo gradual. El papel de la mujer dejó de minimizarse a simple ama de casa, ya que con la liberación femenina se abrieron espacios laborales y de expresión para la mujer, no muy agradables al principio, pero determinantes, pues en la medida en que la mujer iba conquistando espacios públicos, la ideología social iba transformándose poco a poco, fortaleciendo a esa figura a la que siempre consideraron como sexo débil, sin serlo.

Hoy en pleno siglo XXI, encontramos una mujer protagonista de su vida, decidida a lograr sus metas con esfuerzo y dedicación, entrega y trabajo para sentirse satisfecha profesionalmente hablando, dejando atrás la abnegación de sus atesoras, quienes necesitaban de una figura masculina para que las protegiera y las cobijara. Hoy ella se declara independiente, basta y capaz de ser su timón y guía.

Por esta razón, ha pospuesto el matrimonio y sobre todo la maternidad, la cual la ha llegado a considerar como un obstáculo para su crecimiento profesional, sin darse cuenta que con dicha concepción ha minimizado como cualquier hombre la labor de millones de mujeres que antes que ella se la jugaron y apostaron por un papel siempre protagónico, más poco valorado por la sociedad, pero sobre todo por sus parejas.

La maternidad no es tarea fácil, no se reduce a alimentar, asear y atender a los hijos, su significado es mucho más profundo. Ser madre es formar un pequeño ser en la manera de comportarse, expresarse, ver el mundo; la responsabilidad que ello conlleva no es cualquier cosa, pues la madre será responsable del desarrollo positivo o negativo que tenga el menor.

Hoy en día nos encontramos los consultorios de psicólogos infantiles con varios casos de niños catalogados como niños problema, porque en la escuela no son capaces de responder a la disciplina, no atienden a los mandatos del profesor o simplemente no cumplen con las tareas.

Las madres preocupadas por dichas acciones recurren al especialista para que resuelva el problema del menor y haga de éste una persona de provecho; sin embargo en consulta encontramos que la mayoría de estos casos se reducen a la falta de atención recibida por parte de la madre.

Por ello, encontramos niños que cuando les hablas no atienden, que gritan, se violentan o simplemente al recibir una orden contestan “es que tú no entiendes” –en un tono de ira y desesperación. En estos casos la reacción de la madre suele ser ignorarlo o reprenderle con gritos; siguiendo este esquema no se está poniendo solución al problema, al contrario se está acrecentando, ya que el menor, día con día se siente menos comprendido, aceptado y sobre todo menos querido.

Cuando vemos estos casos es cuando más comprendo que la maternidad no es tarea sencilla, es una decisión que se debe tomar en serio no a la ligera bajo la idea: Bueno ya me casé y pues lo que sigue es tener familia, porque mis amigas ya tienen hijos, al igual que mis hermanos y pues es lo normal, ¿no? Porque si no tenemos familia van a empezar las habladurías y seguro mis papás y mis suegros nos van a presionar.

Tomar la decisión de la paternidad y maternidad bajo este esquema es un error, pues aunque la paternidad es una cuestión social, donde vemos que lo correcto es procrear, la procreación no es para todos, al igual que el matrimonio, la escuela, el trabajo, la religión, el deporte, etc.

No todas las personas están llamadas a la paternidad ni a la maternidad, con lo anterior no quiero dar a entender que no tengan la capacidad, pues la tiene todo ser humano. Sin embargo, el ser padres es un compromiso que no todos adquieren en su totalidad, es por ello que encontramos padres golpeadores, que abusan verbal y sexualmente de los hijos o simplemente padres ausentes que se inclinaron más por su yo, que por los hijos.

La maternidad es un compromiso y dicho compromiso no va peleado con el desarrollo profesional de la madre, al contrario la maternidad es un complemento del ser mujer, como lo es el trabajo, los amigos, el matrimonio, la convivencia familiar. Todos y cada uno de estos aspectos son los que forman la vida de la mujer.

Por dicha razón, la maternidad tomada como compromiso se define como el estar con los hijos, ese estar con los hijos. No se reduce a llegué de trabajar, estoy en mi cuarto descansando y tú en el tuyo jugando. Al contrario estar, es jugar, platicar, hacer actividades juntos, preguntar qué tal estuvo su día, corregir, regañar cuando es necesario, dar calidad de tiempo no cantidad.

Conozco varias mujeres que son madres trabajadoras, los niños están en guarderías o en casa de los abuelos. La relación de los niños no es hostil para con la madre, al contrario es cordial, cálida y de obediencia; comparada con algunos casos en que la madre está físicamente en casa, pero la ausencia es notoria en la rebeldía de los menores.

Ahora bien, también se dan los casos de las madres que se vuelcan en un sólo hijo, abandonando a los demás, ya sea porque éste último es más débil o está enfermo. Estas acciones no ayudan ni al niño enfermo y menos al que no lo está; por ello es importante mencionar que cuando uno decide ser madre, el compromiso se adquiere para todos los pequeños que pienses tener, no sólo para el primero o para el segundo. Todos son hijos, con todos tienes compromiso y ellos no tienen la culpa de la falta de madurez que tengas para decir a la maternidad.

Ver la maternidad como un compromiso diario, así como una parte de la vida de la mujer, es revalidar esta tarea, porque no se considera como moda o porque es lo que sigue por hacer o porque mi esposo desea tener hijos, sino que se toma como es lo que quiero hacer, ese querer, encierra la valía, la trascendencia, pero sobre todo la aceptación del ser madre y de ser formadora.

Escrito por: Lilián Sotelo Romero

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