Escrito por: Daniela Meixueiro Martín
En varias ocasiones nos sentimos estancadas en alguna área de nuestra vida que nos hace sentir incómodas. Generalmente actuamos en automático, repitiendo comportamientos dañinos y no nos tomamos el tiempo de cuestionarnos qué es lo que está pasando con nosotros y por qué actuamos así. A menudo, por no decir siempre, la respuesta a todos nuestros males está en nosotras mismas en el proceso diario de elección, de libre albedrío y romper con una psicología del autoengaño.
Esta situación es muy común en temas de hábitos alimenticios y autoimagen. Muchas veces nos sentimos incómodas con nuestro cuerpo, con la grasita que hemos ido acumulando a lo largo del tiempo. Para algunas son la consecuencia de las vacaciones, o de haber dado a luz, o del paso o falta de tiempo, o de la falta de o información, o bien, la consecuencia del abandono de nuestra autoestima. Existen infinidad de razones para tener unos kilitos de más, pero también estas razones válidas y reales, se vuelven en un pretexto diario para seguir estancadas en una realidad que no nos gusta y que en muchas ocasiones nos duele y nos lastima.
Y es que la mente humana es muy poderosa, para bien y para mal. En numerosas ocasiones nos autoengañamos de una manera terrible. Pensamos que si tenemos sobrepeso y hacemos ejercicio, de manera mágica vamos a bajar. Y sí, si somos constantes en el ejercicio y en nuestros hábitos alimenticios después de un tiempo lograremos nuestra meta. Pero una vez que empezamos con el ejercicio, la mente nos traiciona y empezamos a negociar, “ya hice ejercicio, ahora me puedo comer una dona, o lo que te guste” y cuando no bajamos, nos frustramos horrible y nos engañamos diciendo que algo debe estar mal con nosotras, pues hacemos ejercicio y no bajamos. O bien, nos inscribimos en un súper tratamiento y esperamos que por el simple hecho de aparecernos en el tratamiento para que nos envuelvan en algún producto, o nos pasen una máquina, o nos inyecten o nos unten una crema mágica, va a ser suficiente para deshacernos de nuestros kilitos de más. Desgraciadamente las cosas no funcionan así.
Resulta muy importante detenernos a reflexionar qué es lo que nos llevó a tener nuestro sobrepeso. ¿Fue un motivo de un descuidado exceso, fue ocasionado por un malestar emocional, fue consecuenciaEs fundamental ser congruente con lo que pensamos, deseamos y hacemos; de esa forma dejaremos el autoengaño, nos acercaremos a nuestras metas y lograremos nuestros objetivos
de una enfermedad? A medida que nosotras identifiquemos la raíz de nuestro problema es que podemos darle una solución, porque sabremos cómo abordar esta situación. Si nos sentimos deprimidas es un pésimo momento para ponerte a dieta, primero hay que sanar emocionalmente y estar un poquito más sólidas para poder llevar a cabo la dieta exitosamente. Si estamos enfermas de la tiroides, lo mismo, podemos hacer ejercicio y comer bien, pero nuestros resultados serán muy lentos y muy poquitos, primero hay que regularizarnos y luego poner manos a la obra. Si la causa de tu sobrepeso es simplemente malos hábitos alimenticios, ya estás de gane, pues lo único que tienes que atacar es eso.
Es sumamente importante entender que, a excepción de las personas que gozan el privilegio de un metabolismo acelerado, los hábitos alimenticios juegan un rol protagónico en nuestra salud y en nuestra apariencia física. Está genial que haya tratamientos o aparatos que te ayuden a moldear tu cuerpo, pero si no tenemos una buena alimentación de poco sirven dichos tratamientos. Es básico entender que en efecto somos lo que comemos y lo que hacemos.
Qué mejor, que saber que todos los días tenemos la oportunidad de decidir qué nos vamos a llevar a la boca y que esa decisión la tomamos mínimo 3 veces al día. Lo maravilloso de este proceso, es que si por alguna razón nos equivocamos en la elección que hicimos en alguna de las comidas, siempre tenemos la oportunidad de compensar para la próxima. Es decir, que si me comí una torta de tamal en la mañana y sé que no es la mejor opción si es que quiero bajar de peso, siempre tengo la opción de decidir sanamente mis próximas comidas y poder compensarlo tanto con la comida como con ejercicio.
Si nos damos cuenta que nosotros somos quienes tomamos diariamente las decisiones que nos acercan o nos alejan de nuestras metas este proceso de elección, se hace más fácil. En nosotras está la posibilidad de sentirnos mejor con nosotras mismas y salir de ese estancamiento que nos incomoda. Es fundamental ser congruente con lo que pensamos, deseamos y hacemos; ya que de esa forma dejaremos el autoengaño y nos acercaremos a nuestras metas y lograremos nuestros objetivos.
Escrito por: Daniela Meixueiro Martín
Licenciada en Psicología, Especialista en Nutrición y Dueña de Digitopresión Pedregal