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¿Sabes guardar un secreto?

A veces vienen de forma explícita “¿me guardas un secreto?” en otras ocasiones, nos enteramos sin buscarlo y otras más, aunque no nos digan que es un secreto, nos queda claro que no es el tipo de cosas que debamos contar libremente. Los secretos vienen en muchas formas y tamaños, y a menudo luchan desesperadamente por salir de los labios de quien lo guarda. Guardar secretos no siempre es fácil, pero aquí te decimos cómo guardar un secreto y si es bueno o no guardarlo.

¿Por qué contar secretos?

No es que seamos chismosas, no es que nos encante el cotilleo y que queramos compartir el jugoso secreto –bueno, a veces sí- pero una de las principales motivaciones para contar un secreto, es que los secretos pesan. Un estudio reveló que guardar un efecto puede tener efectos físicos y emocionales. Entre más significativo es el secreto, mayor será el efecto que tenga en la vida de la persona, dependiendo la gravedad del secreto, este puede provocar angustia y ansiedad. Así que contar un secreto, se convierte en una forma de liberarse de esa carga. Los receptores más comunes de estos secretos suelen ser la pareja y las amigas.

Ahora bien, es importante tener en cuenta esto antes de prestar oídos a un secreto. Cuando una persona nos está confiando su secreto, está compartiendo parte de la carga que pesa sobre ella. Debemos ser conscientes de la confianza que ello implica y ser responsables de guardar el secreto. También es importante examinar la gravedad del asunto, pues en ocasiones, tal vez lo mejor sea decir a quien te ha contado el secreto, que debería decirlo. Si es algo muy grave que podría o está afectando a alguien, o tener consecuencias serias, debes decirlo, pero debes estar segura de que aquello de lo que te enteraste, es verdad y lo mejor es que se sepa.

Cómo guardar un secreto

Tu principal motivación para guardar un secreto debe ser la confianza. Recuerda que hay alguien que ha confiado en ti para revelarte su íntimo secreto. Piensa en cómo te sentirías tú si alguien revelara tus secretos. Cuando estés a punto de soltar la lengua, reflexiona.

Pregunta por cuanto tiempo debes guardar en secreto, en ocasiones es algo pequeño como una sorpresa y en otras son cosas que tal vez debas guardar para siempre, poner en perspectiva te ayudará a manejarlo mejor.

Procura no hablar de temas que pudieran sacar el secreto a la luz, si el tema surge, habla superficialmente y cambia de tema sutilmente.

Si sientes la necesidad de compartir el secreto, una buena idea puede ser sacar el secreto de forma que nadie se entere, puedes escribirlo y luego destruir el papel, o puedes contarle a tu mascota, él o ella te escucharán y aunque no pueda darte retroalimentación, puedes estar segura de que tampoco contará el secreto. Otra alternativa es preguntarle a la persona que te contó el secreto si puedes decirle a tu pareja o una amiga, pero no des información si no estás autorizada a darla.

Recuerda que hay secretos que no deberían guardarse bajo ningún motivo. Si alguien está sufriendo de violencia, discriminación o algún tipo de maltrato, si se está poniendo en riesgo la salud o la vida de alguien, o descubres que alguien está haciendo algo ilegal, inmoral o deshonesto, NO guardes el secreto.

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