Para crecer ante la adversidad
Escrito por: Equipo SuperMujer
La mayoría de las ocasiones cuando nos sentimos rechazadas no es algo personal. Nuestras alarmas se encienden. Nos fijamos en el atuendo, nos preguntamos si dijimos algo mal, tratamos de recordar aquello que pudimos haber hecho para ofender. Pero normalmente las razones tienen que ver con situaciones muchas veces fuera de nuestro alcance. Tal y como dice uno de los Cuatro Acuerdos de la sabiduría Tolteca: No lo tomes personalmente.
Siguiendo con el libro escrito por Miguel Ruiz, no siempre estamos siendo contrariadas ni rechazadas. Simplemente, no supongas nada. A veces nuestro interlocutor está teniendo problemas propios. Quizá esté de malas. O quizá tenga otras razones en mente. Haz preguntas con cierta discreción. Sin ser molesta. No te apresures a concluir cosas que probablemente no sean ciertas. La mayoría de las veces, las conductas de otras personas tienen una causa que no es por molestarte o rechazarte. Mejor duda y abre tu esperanza.
Una buena manera de no bajarse una misma la autoestima al sentirse rechazada es el no esperar que todo salga a pedir de boca. Nadie es perfecto. Ni nada es fácil. Lo mejor es esperar siempre algún grado de contratiempo. Inevitablemente no le vas a gustar a todo mundo. Hay muchas personas que le agradas y que por más que hagas no le vas a agradar. Ni modo. Pasa lo mismo contigo. A ti no te caen bien todos. Es normal. Mejor intenta caerte bien a ti misma y verás como la gente a tu alrededor lo notará.
Aprendiendo del rechazo
Si bien nos duele cuando nos sentimos excluidas del grupo o cuando nos rechazan ante nuestro ofrecimiento, lo cierto es que cada situación negativa tiene su lado positivo. Carla es una mujer que trataba y trataba de agradar a su marido pero siempre era despreciada. Le dolió mucho pero trabajó en dos áreas: Intentó ser ella misma, sin imposturas, y buscó el consejo de amigas. Escribiendo en Internet, encontró el soporte social que necesitaba. Si has vivido una experiencia parecida y quieres compartirla.
Escrito por: Equipo SuperMujer
