¿Dónde estoy? ¿Dónde voy? ¿Quién soy? ¿Sentiste alguna vez la sensación de estar suspendida en el aire? ¿De saber que formas parte del mundo pero que no perteneces a nada? ¿Has pedido algún anclaje, algo que te haga sentirte los pies en la tierra? ¿Algo que te diga, este es mi lugar en el mundo?
El consumismo exagerado, la información desmedida y agresiva que nos impulsa a buscar lo que no necesitamos, los adelantos, los tiempos vertiginosos, la búsqueda obsesiva del “hacer” y el tener”; la violencia cotidiana, la indiferencia, la intolerancia, la falta de respeto, el atropello, la razón exacerbada; son factores que modificaron la primordial condición humana; el ser gregario, y sesgaron el sentimiento de “pertenencia”, valor que desarrolló otros tan importantes como el amor a lo que se es, el compromiso con quién se es, y la responsabilidad de ser.
Cuando falta la pertenencia, falta el motor fundamental que mueve los hilos de cada acción humana; enloquecidos en el ir tras los sueños materialistas que supuestamente “brindan la recompensa de la experiencia de ser feliz”; perdemos el enfoque en lo más importante, que es el Ser.
Ese “ser” implica reconocerme como un individuo pleno y maravilloso, con el valor que la vida en sí misma me aporta; y también significa reconocerme parte de algo, de mi país, de mi colonia, de mi familia, de mi pareja, de mi escuela, de mi trabajo.
Cuando obviamos esa realidad, cuando no la consideramos una posibilidad para mí vida, surgen los egoísmos y las luchas cruentas por conseguir un pedazo de riqueza, que puede ser una caricia arrebatada, un empleo, una beca, llegar primero a la fila del supermercado, un lugar en el estacionamiento, o aparcar en doble fila interrumpiendo el fluir normal del tráfico.
Cuando falta pertenencia, falta amor, y si las cosas son como las miramos, y vemos caos a nuestro alrededor ¿Qué es lo que está sangrando? ¿Qué es lo que está faltando? ¡Amor! ¡Motivación! ¡Compromiso! ¡Contribución! Y sobre todo una mirada holística del mundo, del prójimo; dejar de sentir que todos van a engañarnos, o lastimarnos, o traicionarnos; aprender a ver con bien, y a escuchar con bien.
¿Cómo estás viviendo tu sentido de pertenencia?
Escrito por: Chuchi Gonzalez