El educar a un hijo es una fuerza increíblemente poderosa para la difusión de valores. De nuestros padres, aprendemos lo que es bueno y malo, el cómo tratar a los demás, algunas creencias políticas y económicas, prejuicios o tolerancia, modales (o falta de). Definitivo, criar a un hijo tiene un impacto tan grande en ellos, pues son los padres los primeros en acompañarlos.
Muchos padres tienen clara la dirección en que quieren poner a sus hijos. Aquí algunos pasos para aliviar los impulsos narcisistas en tu pequeño, más ahora que vivimos en una sociedad instantánea. Todo está a la mano con un clic.
Di no y cúmpleselo. No hay nada de malo en decir que no a tu hijo. No te sientas culpable. Es más, los no le van a enseñar que la vida no siempre te da lo que quieres. Lo harás más tolerante ante a la ansiedad y lo alejarás de la depresión adulta.
No le des tanto poder. Dale a elegir pero limitando las posibilidades. La clave es darles un poco de poder para que vayan formando su identidad y descubriendo su personalidad, pero no darle tanto que los vuelvas caprichosos e insensibles.
Sé cuidadosa y considera los mensajes que trasmites. No todo en la vida es competir y triunfar. Hablar sobre el novio, el amor, la pareja cuando son adolescentes es riesgoso. Ellos deben aprender de sus propias experiencias, de sus propios dolores.
Duda antes de regalarle algo. Tu amor por él no tiene precio. Nada de lo que puedas darle es lo suficientemente grande. No intentes premiarlo materialmente en la medida de tu cariño.
Escrito por: Revista SuperMujer