Escrito por: Perla Arbide
Estaba en uno de esos desayunos de generación. Al entrar Gabriela su presencia se dejó sentir, dejando a muchas de nosotros impactadas. Ella tiene 47 años, un porte especial por su delgadez, su estilo elegante y clásico, con su ropa fina le dan sin lugar a dudas un toque de distinción. Mencionando lo anterior te puedes percatar que sobresalía del resto de nosotros, a pesar de ello continuamos platicando, sobre el esposo o ex, sobre los hijos y otros temas que para ella no tenían importancia.
De pronto rió y sin más comentó:
-La verdad es que me ocupo poco de lo casero. Algunas de las asistentes estaban enteradas del importante puesto que ocupa en una de las empresas mundiales más fuertes que existen, pero otras lo ignorábamos así es que le preguntaron:
-¿A qué te dedicas Gaby?
-Sigo trabajando en la misma empresa de hace tiempo, pero ahora ocupo un puesto directivo, y la verdad es que lo que tengo me ha costado mucho esfuerzo y lo valoro, han sido años de dedicación y me encanta. Gabriela reflejaba un orgullo poco usual de quien se sabe triunfadora y lo muestra, así es que alguien la alentó para conocer su secreto.
-Una de las claves es la disciplina, me levanto diariamente a las cinco de la mañana, y me tardo hora y media en arreglarme, a veces me hacen algún facial. Desayuno a las seis y media un jugo de toronja, avena, y un huevo pasado por agua. A las seis cincuenta me lleva el chofer a la oficina, o al aeropuerto. Además cuento con un equipo de gente excelente, con ellos estoy en constante comunicación y...
La mayoría estaba atenta y se podía percibir cómo despertaba envidia en muchas de ellas. Gaby era sin lugar a dudas el sueño de muchas: talentosa destacada profesionista. Incluso poderosa tanto en el ámbito laboral como en el social pues su nivel social, comentó ser amiga de la primera dama, sin embargo no faltó la que le preguntó sobre su familia
-¿Y tus hijos se sienten solos?
-No he podido ser la mejor madre, la verdad es que son flojos, y una de ellas ha recorrido todas las escuelas y...
Gabriela fue interrumpida por una llamada, la verdad también me daba cuenta de que su tiempo era para la empresa, y sobre todo para esa enorme imagen en la que había puesto hasta el último céntimo de su cuerpo y alma.
Te hago una de las mejores invitaciones que me han hecho: ámate con los ojos abiertos Ella se levantó se despidió pues tenía que acudir a resolver un problema laboral. Debo admitir que fue muy abierta, ya que ella sabía que le hacía falta a su familia y sin embargo su yo externo era prioridad para ella. Me pregunté ¿se ama o es egoísta? El egoísta busca alimentar al orgullo, al ego, a la imagen inflada. Busca llenar un vacío interno resultado de una frustración de la existencia. Pues no se siente satisfecho, pleno con su interior.
El egoísta está cerrado en si mismo, el más importante es él, no se abre ni da a los demás, por el contrario, busca su satisfacción personal. Sus mensajes son, aquí estoy para que me den, para que me rindan, para deslumbrar, para demostrar, para que me admiren, además el egoísta suele ser un buen manipulador. ¿De dónde puede venir ese vacío? probablemente de la niñez de alguna situación de carencia, de rechazo, de abandono, de la falta de afectos que ahora busca, saciar con otras cosas, y lo hace a través de lo externo, se instala en él por afuera. Desconoce la manera apropiada, que consistiría en el conocerse a sí mismo y ver cuáles son los eventos que lo marcaron para que aprenda a darse a él mismo desde el amor, aquí entraría una frase muy importante y bíblica: AMA AL OTRO COMO A TI MISMO, pero habla de un verdadero amor, basado en el respeto auténtico, desde el corazón. Su percepción está distorsionada y generalmente busca llenar estos huecos copiando las imágenes proyectadas en la pantalla Hollywoodense de estos personajes. Así se convierte en una presa fácil para llenar estos huecos y se vuelve esclavo del sexo, compritis, Internet, blackberry, chateo, trabajo excesivo, drogas legales tales como los somníferos, o peor aún las drogas ilegales como la marihuana, la cocaína, los esteroides que con todo esto afecta a la razón, por meterse con lo mas delicado del ser humano, el cerebro, y con ello provocando mayor vacío. Así la persona se mantiene alejada de su yo interno que, en algunas ocasiones, está pidiendo a gritos ser escuchado. En especial en esta sociedad de tanta soledad. Es curioso cómo en el caso de Gabriela podemos ver claramente esa necesidad del aplauso externo el cual sin lugar a dudas, logró. Desde luego se ignora en ocasiones el daño que se puede hacer. Incluso hasta se pisa a quien se tenga que pisar para lograr sus objetivos. Te hago una de las mejores invitaciones que me han hecho: ámate con los ojos abiertos.
Escrito por: Perla Arbide