Generalmente no nos fijamos en los que comemos, lo hacemos de forma tan automática que incluso nos toma tiempo darnos cuenta cuando ya estamos satisfechos. Pero un cambio simple puede ayudarnos a comer más despacio y con mayor atención: usar la otra mano.
De acuerdo con un estudio de la Universidad del Sur de California, comer con nuestra mano dominante nos hace comer en exceso, pero si utilizamos la mano opuesta (la izquierda si somos diestros, la derecha si somos zurdos), este es un ligero cambio que evita que comamos en automático, por lo que podemos estar más atentos a nuestra comida.
Comer lento es clave para sentirnos satisfechos y asegurarnos de no comer en exceso; por un lado, permitimos que la señal de saciedad llegue al cerebro a tiempo, por lo que evitamos comer de más; y por el otro, se ha visto que las personas que comen con calma –masticando unas 30 veces cada bocado– tienen menos antojos de dulces y golosinas.
Es posible reducir hasta en un 30% el consumo de los snacks, con el simple hecho de utilizar la mano opuesta a la que utilizaríamos comúnmente. Sin embargo, por razones lógicas, este truco no resulta muy útil para las personas que son ambidiestras.
Pero existen otras opciones: comer en platos más pequeños, usar cubiertos más grandes o comer con palillos, comer sentado y sin ver la televisión o el celular. Concentrémonos en el plato, podemos tocar la comida, olerla y disfrutar cada bocado. Estos trucos sencillos que pueden beneficiar mucho nuestra forma de alimentarlos, no sólo porque evitaremos comer en exceso, sino porque podremos disfrutar aún más la comida.
Escrito por: Elena Pedrozo
