Bienestar

Tu niño interior

¿Recuerdas aquellos tiempos más sencillos? Cuando no te  tenías que preocupar por la crisis, el trabajo o la economía. Cuando disfrutabas saltar en los charcos y correr bajo la lluvia porque no pensabas que podías agarrar un resfriado. Cuando un helado podía ser la parte más feliz de tu día.  Cuando nada te agobiaba y tu mayor deseo era jugar. Cuando podías ser modelo, espía, empresaria o aventurera. Jugabas a ser adulto y el único límite para ser quien quisieras era tu imaginación. Cuando no se necesitaba mucho para hacerte feliz. ¿Recuerdas cómo era ser niño?

El tiempo pasa, maduramos, aprendemos, adquirimos responsabilidades y dejamos de ser niños. Crecer es inevitable, sin embargo, no debemos dejar que la esencia de ser niños desaparezca por completo. La curiosidad, la capacidad de asombro y esa facilidad para sentirse felices, son cualidades que deberíamos retomar de nuestro niño interior. Hemos crecido, pero eso no significa que tengamos que dejar de ser niños, siempre hay espacio para que nuestro niño interior brinde ciertas enseñanzas a nuestra vida.

¿Qué puedes aprender de los niños?

Los niños ríen, no importa mucho el porqué, a ellos les gusta reír. De los niños podemos aprender a disfrutar la vida y ser felices incluso ante la adversidad. Los niños no se preocupan en exceso. Podrás decir que los problemas de un niño no son como los problemas de un adulto, pero a ellos les afectan sus problemas en la misma medida que a ti los tuyos. Sin embargo, no se trata de los problemas, sino de la actitud que tomamos ante ellos. La mayoría de los niños tienen una capacidad asombrosa para “soltar” y dejar ir las cosas, que les ayuda a vivir más felizmente. Dice una frase: “Si el problema tiene solución ¿para qué preocuparse?, y si no la tiene ¿para qué preocuparse?”

Los niños son curiosos, les interesa el mundo que los rodea y quieren explorarlo.  En algún momento, muchos adultos aprendimos que debemos ser mesurados con nuestra curiosidad y que “la curiosidad mato al gato”. Pero no debes dejar que tus temores te detengan, es la curiosidad lo que ha ayudado a la invención y al progreso, ese cuestionarse es lo que nos ayuda a abrir puertas. No temas descubrir cosas nuevas, atrévete a ver el mundo de nuevo como si fuera la primera vez y descubre lo que has estado pasando por alto, hay mucho que puedes aprender y puedes enriquecer tu vida.

Los niños tienen una inmensa capacidad de asombro. Es gracias a esta capacidad de asombro que podemos apreciar y disfrutar más del mundo que nos rodea. Vivimos en constante prisa y no nos detenemos a  observar. Nos hemos hecho indiferentes y apáticos, volviendo nuestra vida  gris y mecánica. Sacúdete la indiferencia, ve el mundo con nuevos ojos, vuelve a sorprenderte con la belleza del atardecer o con los sonidos de la naturaleza, no dejes de maravillarte por todo lo que el mundo tiene por ofrecer. Una mayor capacidad de asombro siempre va ligada a una mayor capacidad de disfrutar.

Los niños tienen una gran imaginación y lo cierto es que a veces los adultos censuran a aquellos que se atreven a seguir imaginando sin ser niños (¡o aun siéndolo!), pero no permitas que destruyan a tu niño interior. “Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine” Esta frase de George Lucas nos establece muy claramente el por qué debemos seguir imaginando y soñando. Solo a través de la imaginación podemos ver el mundo con una nueva perspectiva y lograr lo que nunca antes creímos posible.

Los problemas siempre existirán, siempre encontraremos adversidades, tristezas, desengaños y frustraciones. No siempre nuestro niño interior tendrá la mejor respuesta, pero escucharlo a menudo te puede ayudar a tener una vida más feliz y completa.

Escrito por: Elena Pedrozo

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