Bienestar

Una vida, muchas vidas

 

Son muchos los momentos en los que, al reflexionar y mirar hacia atrás, tengo la impresión de haber vivido varias vidas durante el transcurso de ésta.


Probablemente te pase lo mismo, independientemente de la edad que tengas. Seguramente recuerdas tu niñez, la casa en la que te criaste, tus hermanos, tus padres y el resto de tu familia. Los fines de semana, las salidas para niños, las vacaciones…


La escuela primaria, la secundaria, otros estudios que has cursado o deportes que hayas practicado, tantos ex compañeros de clase con los que jugamos, aprendimos, nos peleamos, nos emocionamos…


Los trabajos que has tenido, las diferentes instancias profesionales o laborales por las que has transitado hasta llegar a este momento… Algún cambio radical que has propiciado o que te ha tocado en suerte…


Las parejas con las que has formalizado/te has separado, las veces que has tenido el corazón roto, las ocasiones únicas rebosantes de felicidad que nunca olvidarás…


El nacimiento de tus hijos, la partida de seres queridos entrañables…


Todo, absolutamente todo lo que ha sucedido en tu vida ha dado como resultado el ser que eres hoy.


No hay por qué lamentarse ni culparse por decisiones que has tomado en el pasado, ya que hiciste lo que podías cada vez, con las experiencias, el nivel de decisión y las fuerzas con las que contabas.


Tampoco hay por qué aferrarse a situaciones anteriores, aunque desearíamos que se perpetúen en el tiempo: han quedado plasmadas en nuestra memoria y en nuestras emociones. Agradezcamos haber sido protagonistas de ellas y tengámoslas en cuenta para saber que si nos sucedieron cosas estupendas, tenemos la capacidad de volver a generarlas y de que se repitan en un futuro cercano, para poder vivenciarlas con aún más intensidad, la ganada por la personalidad que hemos desarrollado.


Si mientras realizas esta introspección conmigo hay algún recuerdo en especial que te provoca dolor o algún tipo de inquietud o malestar, te propongo que imagines un vidrio bien grueso y lo mires a través de él: tú estás de este lado del vidrio protector, tu lugar seguro, observándolo,viéndolo pasar, despidiéndote, entendiendo, mientras te sientes a salvo en este sitio, tu presente, rodeado de gente que te quiere y te apoya.


Cuando tu respiración vuelva a ser pausada y tranquila, habrás logrado colocar a ese recuerdo en el lugar que le corresponde.


Entonces, piensa en la gran persona en la que te has transformado, fruto de todos esos años de riquezas vividas. La experiencia que has acumulado está a tu servicio, permanentemente. Tu energía se ha renovado y cuentas con todos los recursos que necesitas para ser feliz – ¡solo tú eres responsable de serlo, de ahora en adelante!


¿Cuál es el recuerdo más feliz que te viene a la mente, de cuando eras más joven?


Escrito por: Merlina Meiler

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