Pareja

Vivir en pareja: Una labor diaria

vivir-en-parejaYa he compartido múltiples veces que pienso firmemente que los seres humanos somos complicados. Algunos dirían que no lo somos tanto, pero que nos gusta complicarnos. Como sea, el punto es que es bien difícil dejar a un lado el egoísmo y empezar a pensar en el otro, por eso contaminamos, por eso nos la mentamos en el tráfico, por eso nos dejamos de hablar con familiares, por egoístas.

Sinceramente, es casi imposible no esperar de otros, pero conozco personas que gozan de gran corazón y toneladas de nobleza como mi abuela materna. No todos poseemos esos dones, razón por la cual pensamos todo el tiempo en nosotros mismos, es complicado convivir con los compañeros de trabajo, los amigos, la familia, imagínense ahora con la pareja.

Hay sentimientos de por medio, grandes, fuertes, intensos y si no están de acuerdo conmigo piensa ¿Cuántos divorcios conoces? Vivir en pareja hoy en día se está convirtiendo en una labor titánica, pareciera que es más fácil comunicarse con el Papa en el Vaticano que comunicarse con la pareja.

¿Por qué? ¿Por qué queremos decir una cosa y cuando abrimos la boca nos sale otra totalmente diferente? ¿Por qué nos lastimamos con palabras que parecen el veneno más penetrante? ¿Por qué nos insultamos? ¿Por qué somos orgullosos? Pues porque somos seres humanos y provenimos de una estirpe que ha estado a la defensiva, nos da miedo que nos lastimen, que nos hieran, que nos traicionen, no solamente porque nos dolería, sino también porque quedaríamos como tontos y eso nos asusta. Démosle la bienvenida al “ego”.

Sin embargo, no es justificación el tener miedo, sí solos venimos y solos nos vamos, pero mientras la muerte nos alcanza necesitamos conjugar nuestro verbo con otro que entienda el mismo lenguaje. Así como en lo individual somos únicos, esa particularidad se mueve al hablar en pares. Cada pareja es un mundo, un universo desconocido para los que se encuentran fuera de ese dúo, y solamente ellos saben la realidad que viven en su mundo. Nadie más.

Vivir en pareja, pues, es algo casi imposible, pero conste que puse el “casi” antes. Sí se puede y la fórmula es inventada en pares. La relación es de dos, no cometamos el error de hacerla de muchos comentando cosas que solamente conciernen a la pareja, pues al hacerlo abrimos puertas que son difíciles de cerrar, y cuando están abiertas sólo perjudican a la pareja.

En el universo dual debe reinar la paz, la tranquilidad, la confianza, la ternura, el respeto, es decir, el amor, debe regir la lealtad. Esos dos que van de la mano por la vida deben tener la capacidad de estar realmente unidos, cómplices ante todos, pero amigos entre ellos, amantes, oyentes. ¿Difícil? Sí, eso lo hace aún más atractivo, pero no abusemos en el consumo de la adrenalina que provoca la dificultad.

En las buenas y en las malas, sí, también, las buenas sirven para soportar las malas y las malas se convierten en formas ejemplificativas de la verdadera realidad. No somos princesas y ellos no son príncipes, punto. Pero eso no significa que no queramos ser tratadas como princesas y ellos como verdaderos príncipes. Entonces, ¡hagámoslo!

Considero que tenemos que abrirnos, ser transparentes con nuestra pareja, alentarla, admirarla, amarla, escucharla y sobre todas las cosas apoyarla, hacerla sentir especial, demostrarle que para nosotros no existe otra persona como ella ¿Cómo hacerlo? Amando, estando y lo demás la pareja lo decide.

Entonces, no hay más, las cosas son difíciles. Sí. El ser humano las complica más, también. Somos egoístas, plegados de defectos, una maraña de manías con un chip interno que solamente se activa por otra persona, otra persona que tampoco ha activado el suyo y que sólo tú puedes encenderlo… entonces hay magia.

Adiós al egoísmo, al no se puede, al “es que”, a los reclamos, a los “yo sí y tú no” a las niñerías e inmadureces, a los gritos, al dolor. En nosotros está el pegamento que nos une y nos conduce por la vida. El elemento reactivo será dado por nuestra convivencia teniendo paciencia y viendo siempre por dos. Reconozcamos nuestros errores, hagamos conciencia de nuestros defectos, pidamos ayuda a ese otro para encontrar soluciones y llevarlas a cabo juntos, simplemente amémonos y hagámoslo diario.

Nos bañamos diario, dormimos diario, nos vestimos y desvestimos diario, comemos diario, bebemos líquidos diario, de lo contrario estaríamos sucios, desnudos, cansados, desnutridos y sedientos. Así pasa con la pareja, hay que estar, amar, respetar, apoyar, confiar, escuchar, alimentar nuestras almas y nuestros espíritus todos los días. Así como alimentamos al cuerpo alimentemos a la pareja DIARIO.

Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.

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