Escrito por: Regina Kuri
Se dice que nuestra mente se encuentra en blanco a la hora de nacer, y posteriormente comenzamos a comprender el mundo gracias al lenguaje.
Últimamente he estado en contacto con un bebé de meses, he visto su crecimiento desde que nació y poco a poco he podido ver su proceso de “entendimiento” del mundo a pesar de que no habla. Lo cierto es que jamás podremos saber qué está pensando un bebé hasta que comienza a expresarse a través del lenguaje ya sea verbal o no verbal. La necesidad de hacerse entender va afinando sus expresiones y por lo tanto su lenguaje.
Creo que es imposible pensar en algo sin palabras, se requiere de un sistema de intercambio simbólico para poder desarrollar los pensamientos. Partimos de esquematizar la realidad de manera que nos sea comprensible, es decir que percibimos las características esenciales de los objetos y después los categorizamos, les atribuimos un nombre (previamente aprendido), un sentido y un significado.
En la Edad Media se hacían experimentos para comprobar que las ideas eran colocadas por Dios en la mente de los seres humanos. Una parte de su metodología, consistía en aislar a un recién nacido de la civilización, se le atendía y alimentaba pero jamás se articulaba una palabra frente a él. Este experimento no les daba las pruebas que estaban buscando y además provocaba que el individuo no desarrollara pensamiento alguno.
Podemos tener experiencias sensoriales, sin embargo sin el lenguaje y sus símbolos sería imposible desarrollar una idea de las cosas. Es una de las cosas que nos diferencia de los primates, es decir, ellos también tienen un intercambio simbólico, pueden asociar la palabra plátano con un plátano, sin embargo jamás podrán saber lo que es el amor o la traición.
Se dice que la realidad es inmensa e infinita, sin embargo su concepción y entendimiento están limitados a nuestro lenguaje, que por cierto, también es limitado.
Me pareció interesante compartir esta reflexión…
