El rubor es un elemento muy importante dentro del maquillaje, ya que si no se coloca adecuadamente puede deslucir todo el trabajo que hemos realizado, es el que nos hará ver fantásticas o el que volverá nuestro rostro antiestético.
Para que el rubor esté bien ubicado debe ser colocado en las zonas comprendidas entre las aletas de la nariz y las cejas.
Si te aplicas el rubor en los pómulos no obtendrás ningún gran aporte o modificación en tu cara, es una forma ideal para colocarlo en rostros con forma ovalada, pero en el caso de que tus rasgos faciales sean más redondeados deberás acentuar el efecto y, por otro lado, en el caso de que sean rectangulares deberás resaltarlos.
Para darte cuenta cual es el lugar exacto en que debes colocarlo, tienes que sonreír, así se marcarán los pómulos. Si lo que quieres es tener un efecto global, deberás colocarte colorete en tu frente, debajo de las cejas, en tu nariz y en la barbilla, también puedes hacerlo en las sienes.
Muchos prefieren sustituir el conocido rubor por los nuevos polvos bronceadores, pero esto último únicamente puedes hacerlo si tu piel no es demasiado blanca, de no ser así, el contraste será considerable. La técnica es la misma que con el rubor. Se usa un pincel que atraviesa el rostro desde la punta de la nariz hasta la parte superior de tus pómulos.
En caso de que te hayas excedido de colorete podrás rectificar usando una brocha limpia y algunos polvos sueltos translucidos.
Si quieres darle mayor relevancia a tus pómulos podrás usar dos tonos, uno más pálido en el pómulo, bajo el ojo y en las sienes, y uno más oscuro justo debajo, siempre difuminando para que se unan los tonos.
