A menudo las recomendaciones para bajar de peso sugieren eliminar grupos de alimentos o alimentos específicos de nuestra dieta; uno de los que más comúnmente se recomienda dejar de lado son las harinas, pero ¿qué tan buena o mala idea resulta hacerlo?
El problema con prohibir alimentos es que una cierta rebeldía innata nos hace desear aquello que no podemos tener. No sólo eso, sino que al eliminar un grupo de alimentos podríamos estar impidiendo el consumo de todos los nutrientes que necesitamos, pues a fin de cuentas no hay alimentos que sean buenos o malos por sí mismos, sino que se trata de la forma en que balanceamos nuestra alimentación.
Las harinas generan una gran controversia, pues por un lado son una de las principales fuentes de carbohidratos del organismo, que es nuestra principal fuente de energía–aunque no la única–, por otro lado, se ha visto que las harinas, especialmente las blancas, pueden provocar más hambre ya que se digieren muy rápido y tienen efecto adictivo; por lo que algunos especialistas recomiendan elegir las harinas integrales sobre las refinadas.
Hay algunas personas pueden ser intolerantes al gluten, una proteína contenida en algunos cereales, por lo que necesitan eliminar el consumo de algunas harinas. Lo más recomendable será consultar a un nutriólogo para determinar cuál será la mejor forma de alimentarnos.
Más que eliminar o reducir el consumo de los alimentos, lo que necesitamos es aprender a encontrar ese equilibrio entre lo que ingerimos y la actividad física que realizamos.
Escrito por: Elena Pedrozo
