Publicado por: Alejandro Castellón
El Tai Chi guarda la tradición de una técnica milenaria implantada en el lejano Oriente. Allí, la sociedad ha sabido utilizar las virtudes del Tai Chi para evitar enfermedades, así como para cuidar el espíritu y la materia, dos aspectos clave de esta arte marcial: la armonía entre cuerpo y mente es posible, tan sólo hay que saber cómo conseguirla.
Y si encima, además de conseguir el estado de óptimo equilibro se combaten enfermedades, el Tai Chi tiene muchos elementos para considerarlo como una técnica a tener en cuenta. Al entender el Tai Chi como un arte marcial, lo entendemos como una manera de hacer ejercicio, por lo que evita enfermedades asociadas con el sedentarismo.
Pero el Tai Chi también se utiliza para afrontar enfermedades de tipo mental y recuperar a los pacientes que tienen en su mente el principal problema de su existencia. Del mismo modo, aquellas personas que sufren problemas en sus huesos pueden acudir al Tai chi para combatir enfermedades como la osteoporosis y fomentar la mejora y calidad ósea. También es eficaz para tratar problemas musculares, como roturas, distensiones o esguinces de ligamentos.
En resumidas cuentas, el Tai Chi tiene propiedades que son efectivas para combatir enfermedades tan diversas como la artritis, la hipertensión, la mencionada osteoporosis, dolores de cervicales, la anemia, la depresión, etc. También es una buena manera de cuidar el corazón y de mejorar la circulación sanguínea, o de paliar los problemas gástricos. Todo ello se consigue con el equilibrio, palabra clave en el Tai Chi, ya que lo que se pretende con esta arte marcial es mejorar la estructura corporal en conjunto, dar estabilidad a toda la materia del cuerpo y a la mente, en una simbiosis que es esencial para el equilibrio que se busca.
